10 motivos que alejan al hombre de diagnosticar el cáncer de próstata, su tumor más frecuente

En Argentina se detectan más de 11.600 casos de cáncer de próstata por año, lo que convierte a este tumor en el más común en hombres, seguido por el de colon-recto (8500 casos) y el de pulmón (7700).

BUENOS AIRES.- El cáncer de próstata, que se origina en esa glándula que integra el aparato reproductor masculino, es una de las enfermedades oncológicas que presentan buenas perspectivas de cura o control cuando son abordadas tempranamente, en estadios iniciales de la enfermedad. 

Sin embargo, múltiples razones explican por qué eso no sucede y se detectan más de 11.600 nuevos casos por año, muchos de ellos en estadios avanzados, convirtiendo a este tipo de tumor en el más frecuente en los hombres en nuestro país. Sobre este tema quiso hacer foco la Fundación Atención Comunitaria Integral para el Paciente Oncológico (ACIAPO) en el Día Mundial del Cáncer, que se conmemora este viernes 4 de febrero.

“Estamos convencidos de que dándoles visibilidad a los motivos que retardan el diagnóstico de este cáncer podemos contribuir a revertir esta situación y lograr que más hombres mayores de 50 se controlen anualmente la próstata, para prevenir el desarrollo del cáncer de próstata hacia estadios en los que la enfermedad puede tornarse más compleja”, explicó la Sra. Marta Artigas, Fundadora y Presidente de la Fundación ACIAPO.

1. Ausencia de urólogo de cabecera: la mitad de los argentinos mayores de 50 no tiene un urólogo de cabecera y 7 de cada 10 no se realizan controles prostáticos anuales. Así lo había relevado en 2021 una encuesta que realizó la consultora CIO y que había difundido ACIAPO oportunamente. Existen urólogos en todo el territorio nacional, por lo que no habría escasez de profesionales. Para revertir esta situación, ACIAPO meses atrás lanzó www.controlatuprostata.com.ar, que además de contribuir a medir el riesgo de desarrollar cáncer de próstata, ofrece vías de comunicación para un acompañamiento personalizado que ayude a dar con un especialista que pueda hacer un seguimiento en el tiempo. 

2. El hombre va poco al médico: culturalmente, y partiendo de una generalización, en nuestro país la mujer tiene más conciencia del cuidado de la salud y tiende a realizarse más controles habituales como los ginecológicos o mamarios. Además, es más frecuente que ella sea quien lleve los hijos al pediatra o al odontólogo, lo que también refuerza el hábito de ir al médico. No así el hombre, que en ocasiones solo lo hace tras desarrollar síntomas o alguna complicación puntual.

3. Falta de mirada multidisciplinaria: desde ACIAPO sugieren que cada consulta médica, independientemente de la especialidad que sea, puede ser una oportunidad para revisar el estado integral de salud de la persona, tanto para indicar controles que puedan prevenir el desarrollo de cáncer, como para chequear factores de riesgo cardiovascular, revisar estilo de vida e inclusive indagar sobre aspectos a veces desatendidos como el nivel de estrés y la salud mental. 

“Así, como un ginecólogo puede pedir la presión arterial de su paciente, si un cardiólogo va a indicarle a un paciente un análisis de sangre por controles de rutina (el que mide glucemia en ayunas y colesterol, entre muchos otros parámetros), sería deseable que le incluyera el estudio denominado PSA (antígeno prostático específico), que se realiza con la misma extracción y es sencillo, económico y contribuye al diagnóstico de cáncer de próstata, aunque no reemplace a otros métodos”, sugirió la Sra. Artigas.  

4. El tabú del examen rectal: como existe un fuerte prejuicio de los hombres ante el ‘tacto rectal’, los urólogos insisten en que lo importante primero es lograr que el hombre llegue al consultorio y, una vez allí, determinen -médico y paciente- el nivel de riesgo de desarrollar cáncer de próstata y qué estudio es el más conveniente para cada caso y en cada etapa de la vida.

De todos modos, “la enorme mayoría de los que se someten al tacto rectal reconoce que es un examen breve, mínimamente invasivo, que está sobredimensionado lo que representa y, aunque puede generar una pequeña incomodidad, es un método sumamente eficaz para determinar el estado de la próstata”, subrayó Fernando Romanelli, Coordinador de Programas de ACIAPO. 

5. Ausencia de síntomas: hay pacientes que no experimentan síntomas y algunas manifestaciones, como el sangrado al orinar o al eyacular, pueden aparecer recién en estadios avanzados del cuadro (aunque pueden deberse a otras causas, por lo que ameritan una consulta médica).

“La recomendación de controles prostáticos anuales es universal para todos los hombres desde los 50 años (o antes si hay antecedentes familiares) y es independiente de la existencia de síntomas, por lo que se recomienda enfáticamente no esperar a la aparición de sintomatología”, explicaron desde ACIAPO.

6.  tribuir síntomas al paso del tiempo: algunas manifestaciones de enfermedades prostáticas, tanto del cáncer como del agrandamiento benigno de la próstata, pueden ser -entre otras- dificultad o ardor al orinar, flujo de orina débil o interrumpido y micción nocturna frecuente.

“Sin embargo, muchas veces, el hombre los atribuye a la edad adulta y ni se plantea que puede estar desarrollando un problema prostático. Entonces, no consulta con el urólogo, perdiendo una potencial oportunidad diagnóstica y, al mismo tiempo, va experimentando un deterioro significativo de su calidad de vida sin hacer nada al respecto”, describió Romanelli.

7. “A mí no me va a pasar”: la errónea creencia de que los males en la vida le suceden únicamente a los demás puede postergar un diagnóstico y empeorar el pronóstico. Como ya fue mencionado, lo desarrollan casi 12 mil argentinos por año, muchos de ellos sin antecedentes familiares ni factores de riesgo específicos, aunque el estilo de vida influye, puesto que el peso corporal, la alimentación y el tabaquismo intervienen en su desarrollo. Está ampliamente establecido el impacto del estilo de vida en la salud cardiovascular, pero existe sobrada evidencia de que también es un factor de riesgo de cáncer en general y del de próstata en particular.

8. Mito del bajo riesgo de mortalidad: existe el prejuicio, en la comunidad y entre algunos profesionales de la salud, de que ésta es una enfermedad razonablemente benigna, porque su progresión suele ser lenta, y persiste la creencia de que los hombres no se mueren ‘de cáncer de próstata’, sino ‘con cáncer de próstata’, pero de cualquier otra enfermedad. Sin embargo, en Argentina, fallecen por año más de 3700 hombres por esa causa, lo que da un promedio de más de 10 por día y este tumor ocupa el tercer puesto en el ranking de mortalidad[3]. Por lo tanto, esa subestimación de su gravedad puede atentar contra su manejo a tiempo.    

9. Efecto Pandemia: la postergación de los controles de salud por miedo al contagio durante las primeras olas de COVID-19, y mientras las restricciones dispuestas por los gobiernos fueron más estrictas, generaron un desfasaje y se perdió tiempo valioso. Muchas personas están llegando más tarde al diagnóstico y el impacto real de la pandemia en el cáncer se verá en el tiempo.

La comunidad médica reconoce que las personas hace meses vienen retornando a los consultorios, pero tal vez los hombres prioricen otras consultas por sobre la urológica, tales como la cardiológica, clínica o cualquier otra ante la existencia de alguna enfermedad específica.

10. Desigualdades en el acceso a la salud: no tener cobertura médica aleja a las personas del cuidado de su salud, de los médicos de cabecera y de los estudios de control. La mencionada encuesta de CIO ya había revelado que menos de 3 de cada 10 argentinos que carecen de cobertura médica tienen un urólogo de referencia.

Para Marta Artigas, “esto plantea la desigualdad que existe en nuestro país. De hecho, es el eje de la campaña del Día Mundial del Cáncer propuesto para este año por la Unión Internacional Contra el Cáncer (UICC), que hace hincapié en la brecha para acceder al cuidado integral del cáncer -en términos de prevención, detección y tratamiento- según nivel económico, educativo y ubicación geográfica, entre otros”.

“Nuestra misión como organización consiste en acompañar a los pacientes en su tránsito con la enfermedad. Lo hacemos todos los días y por eso vemos los obstáculos que enfrentan. Queremos empezar por el principio, que tiene que ver con promover un estilo de vida saludable para prevenir el desarrollo del cáncer, pero también con promover el diagnóstico temprano, que es la medida más contundente y transformadora para cambiar el pronóstico del cáncer en la vida de una persona a la que le toca atravesar una enfermedad de este tipo”, concluyeron desde ACIAPO.

Fuente: JM Oribe Comunicaciones

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *