Una silla por Assange en el Fin del Mundo

USHUAIA (Por Daiana Carracedo).- El Grupo De Teatro Independiente “Lo-Eventual” y Our Voice suman fuerzas al Challenge. A solo un día de que se decida el futuro de Julian Assange, la ciudad más austral del mundo se subió a una silla para gritar por la libertad de expresión.

Como caracteriza a la región, el día estaba envuelto en un fuerte viento. Pero el objetivo era claro: representar a la libertad de expresión. Así es como Mauricio Jesús Flores, director de “Lo-eventual” propuso envolverse en diarios, representando a todos los medios de comunicación manipulados por el poder, para luego gritar liberándose y así conseguir la libertad de expresión.

Pero este personaje no estaría solo, sino que lo rodearía el poder que quiere controlar sus palabras. Bajo la dirección de Mauricio, el grupo Our Voice de Ushuaia se caracterizó con trajes negros, capuchas y máscaras con picos largos para representar a ese poder que censura. Pero al oir el grito de libertad de expresión, al poder no le queda otra opción más que retroceder, e incluso caer.

La propuesta fue ideada por el grupo “Lo-eventual”, cuyo director Mauricio también es uno de los directores de la productora de eventos y contenidos culturales “La mirada”. Él tiene amplia trayectoria en Tierra del Fuego, reivindicando la cultura desde esta inhóspita provincia.

Pese al viento que voló varias veces los diarios haciendo peligrar la realización de la foto, Ushuaia se sumó al grito para que Julian Assange no sea extraditado y el derecho al ejercicio del periodismo libre sea respetado.

Fundados de Wikileaks

Hace 10 años, Julian Assange; el editor, hacker y activista australiano, fundador del portal de filtraciones Wikileaks, era el hombre del momento tras poner patas arriba cientos de miles de secretos de Estado con varias filtraciones, entre las que destacaba la de más de 250.000 cables de la diplomacia estadounidense. Este lunes, una juez británica resuelve si Assange, de 49 años, preso en Londres, es extraditado a EE.UU, donde se le acusa de 18 delitos de espionaje e intrusión informática.

Aquellas revelaciones de Wikileaks, el conocido como Cablegate, fueron publicadas el 28 de noviembre de 2010 por cinco diarios internacionales: The Guardian, The New York Times, Le Monde, Der Spiegel y El País. Fue la gota que colmaría la paciencia de Estados Unidos, que ya tenía en el punto de mira al australiano, un emprendedor tremendamente creativo, experimentado hacker, activista de la transparencia informativa, convertido en pocos meses en ídolo de masas. Al menos durante un tiempo.

Desde su detención en Londres a las puertas de la misión ecuatoriana, el australiano ha estado preso en la cárcel de Belmarsh, en el sureste de Londres. La justicia británica así lo ha requerido para evitar una posible fuga ante la solicitud de extradición formulada por la justicia de EE.UU y evaluada el pasado año en el tribunal londinense de Old Bailey.

Washington le acusa de 17 delitos de espionaje y uno de intrusión informática, con penas que podrían acumular los 175 años de cárcel.

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