Producir verduras en la Antártida: Un desafío en marcha

BUENOS AIRES (NA).- La posibilidad de empezar a cultivar vegetales de hoja verde y tomates cherry en la Antártida es un desafío que ya empezó a desarrollar un equipo de investigadores del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) Santa Cruz y el Ministerio de Ciencia y Tecnología de Tierra del Fuego.

Los especialistas del organismo técnico y de la cartera fueguina trabajan en el diseño de módulos que permitirán desarrollar estos cultivos en la Antártida.

Con este proyecto, los biólogos invernantes accederán a verduras frescas durante todo el año en el denominado continente blanco.

La región antártica es un lugar caracterizado por lo extremo: el 99% de la superficie está permanentemente cubierto por nieve o hielo, las temperaturas pueden llegar a los 40 grados bajo cero y, en el invierno, la noche se extiende durante cuatro meses.

Sin embargo, un equipo de investigadores del INTA Santa Cruz y el Ministerio de Ciencia y Tecnología de Tierra del Fuego asumió el desafío de diseñar un sistema que permita el cultivo continuo de vegetales de hoja verde.

Según el Instituto Antártico Argentino, “el clima frío obliga a aumentar al doble la ingesta de calorías diarias. En cada base, la dieta es abundante, variada y está determinada por las costumbres del país de origen y por los alimentos disponibles, aunque es escasa en frutas y verduras frescas”.

Si el invierno es crudo y el avión no puede llegar, las verduras y frutas frescas tampoco: “Con este proyecto, los biólogos invernantes dispondrán de un espacio en el que podrán tener alimentos frescos y contar con un lugar ‘verde’”, señaló Jorge Birgi, investigador del Grupo Forestal, Silvopastoril, Agrícola y Manejo de Agua del INTA Santa Cruz.

“Cómo hacer para que vegetales de hoja verde crezcan en uno de los climas más extremos del planeta representa un gran desafío”, reconoció Birgi.

Agregó: “No sólo por las cuestiones lógicas y climáticas del lugar, sino por las estrictas normas para la preservación del ambiente, que incluyen la imposibilidad de utilizar el suelo y el correcto tratamiento de los residuos generados por los cultivos”.

A partir de la demanda del Instituto Antártico Argentino en articulación con el Gobierno fueguino y el Centro Regional Catamarca del Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI), el organismo trabaja en el diseño y realización de un sistema hidropónico que permita cultivar verduras de hoja en la Antártida.

“Una de las ventajas de este sistema es que el uso del agua es más eficiente y los desechos pueden ser reciclados, por lo que se reducen en forma sustancial la eliminación de residuos”, expresó Birgi.

El proyecto contempla la instalación de los módulos en la base Carlini, conocida como la capital científica de la Antártida Argentina.

Las especies de vegetales seleccionadas responderán a la demanda de alimentos de la base y por eso sólo se incluyó tomate cherry, rúcula, lechuga, perejil, albahaca y acelga.

El crecimiento y desarrollo de las plantas estará basado en un sistema hidropónico llamado “Nutrient Film Tchnique” (NFT, por sus siglas en inglés) debido a que es una alternativa en zonas con baja disponibilidad de agua o con suelos pobres que impiden la realización de un cultivo tradicional.

Se instalarán lámparas fluorescentes y luces LED, que servirán para regular el fotoperíodo (períodos de luz-oscuridad) y la intensidad de la luz en función de los requerimientos de cada cultivo en particular.

 

Base Carlini, en el sector antártico.