Los que debieron adaptarse no solo a “estar en casa”

Los adultos mayores, el grupo de mayor riesgo que tuvo que acostumbrarse a quedarse en casa y a mayor dependencia para pasar la emergencia sanitaria.

Enrique Calderín, junto a su esposa e hijo. Una de muchas historias de cuarentena.

RIO GRANDE.- En el marco de el aislamiento social obligatorio, muchas personas tuvieron que enfrentarse a cambio de hábitos, costumbres y comenzar a realizar actividades nuevas para adaptarse al encierro y adaptarse a pasar muchas horas en casa.
Uno de los grupos que se vio obligado a realizar la cuarentena obligatoria por decreto fueron los mayores de 60 años.
Enrique vive en Río Grande desde hace 26 años, y está acostumbrado a la rutina del trabajo, cosa que extraña y debió adaptarse a otro ritmo de vida mas tranquilo y hogareño, realiza algún arreglo en la casa para ocupar un poco el tiempo. Su esposa Josefina, jubilada ya, se entretiene con tareas como costura, tejido, etc.
El matrimonio dialogó con El Sureño y nos contó su experiencia de cuarentena:
“Estábamos en Entre Ríos, cuando nos enteramos de que se decretaría cuarentena en la provincia, entonces optamos el día 19 de marzo regresar a la Isla. Hacía una semana que habíamos ido de vacaciones. Ese día viajamos bien, sin problemas en la ruta, comimos bien y dormimos en un hotel. A la noche se declaró a nivel nacional la cuarentena y ya el día 20 no podíamos entrar en algunas ciudades, solo podíamos cargar combustible y seguir. Así que veníamos comiendo galletitas y durmiendo en el auto, nos tuvimos que arreglar el resto del viaje”.
“Llegamos el 22 de marzo a la ciudad, yo me presenté el 24 a mi lugar de trabajo, y como tengo 61 años, al otro día, a la tarde me dijeron que estaba bajo el decreto de licencia por edad de riesgo, por lo que debía hacer la cuarentena obligatoria. Desde ese día tuvo que adaptarse a la cuarentena, su esposa es jubilada, así que también está dentro del grupo de riesgo”, contó.

“La enfermedad es mas peligrosa de lo que mucha gente piensa, no le están dando la importancia que deberían”

En su caso particular, tiene la ventaja de tener sus servicios por débito, y gracias a que maneja un poco internet que pudo pagar sus tarjetas y demás cuentas.
Este no es un tema menor ya que muchos se vieron complicados y fue un motivo de gran preocupación y estrés. Sino recordemos el tan cuestionado viernes de apertura de bancos, el país se vio conmocionado por imágenes televisivas de cómo los abuelos salieron a las calles y el desorden y caos fueron protagonistas.
Aunque podemos hacer muchas conjeturas de lo sucedido, solo queda en claro que los abuelos lamentablemente no están preparados para esta situación, ni su salud, tampoco en lo emocional y psicológico y mucho menos para adaptarse de un día para otro a los métodos informáticos de los cambios generacionales.
Muchos casos la falta de conocimiento, en otros la desconfianza en los métodos digitales por ser desconocidos. Algunos por abandono o de sus familiares y en otros por al adulto mayor le cuesta dejar de realizar personalmente sus actividades que lo mantienen activo, útil quizás.
En este contexto hay que sumar otra problemática “la atención a la salud”, se complicaron los controles y seguimientos de tratamientos.
“Mi esposa debe realizar controles ya que tuvo complicaciones con el páncreas. Hasta ahora no tuvo inconvenientes, y hemos prestado mayor atención al cuidado de alimentación y demás para no tener contratiempos”, expresó Enrique.

“Muere gente joven también, hay que concientizar que esto no es solo una gripe que pasará. Se cobra vidas!

Al respecto de las medidas que el gobierno ha tomado expresó estar totalmente de acuerdo. “La enfermedad es mas peligrosa de lo que mucha gente piensa, no le están dando la importancia que deberían. Yo he visto gente que sale sin protección, que no acata las normas. Desde un principio buscan cualquier escusa para justificar salir.”
Enrique dijo que “la gente no toma conciencia porque el argentino es así, culturalmente quizás, no distinguimos el peligro. Nos creemos vivos, somos mas tercos. Los jóvenes quizás por la rebeldía común, no tienen la dimensión de la enfermedad. Las que estuvimos anteriormente ni se comparan, no creemos, porque no conocemos y pensamos que va a ser pasajero. Pero las estadísticas nos dicen lo contrario”.
“Nosotros la tercera edad, si no nos cuidamos y tomamos conciencia nos va a hacer bolsa, es así. Y un integrante de la familia puede contagiar a toda la familia, hay que entender eso”, reflexionó Enrique.
Pasan los días extrañando su familia, tienen un hijo que vive con ellos, y otro que vive en la ciudad con familia y mantienen contacto todos los días, conteniendo y alentándose en este aislamiento.

Pasan los días extrañando su familia, tienen un hijo que vive con ellos, y otro que vive en la ciudad con familia y mantienen contacto todos los días, conteniendo y alentándose en este aislamiento.

“Ahora la tecnología te da la posibilidad de videollamada y poder estar mas en contacto a distancia. Yo salgo a hacer compras a veces, pero tomo todas las precauciones necesarias. Insto a la juventud mas que nada, a que le den la importancia que esto merece. Esto que estamos pasando es terrible. Veo en televisión y por comentarios que se vuelve incontrolable. No sabemos a donde vamos a llegar, y debemos hacer caso a las medidas que los que saben han impuesto para proteger nuestra vida” dijo Enrique y agregó: “Muere gente joven también, hay que concientizar que esto no es solo una gripe que pasará. Se cobra vidas! Evadir controles, salir por cualquier cosa, buscar excusas no nos va llevar a nada”.
Todos los ciudadanos de una u otra manera cambiamos la forma de vida desde el inicio de la cuarentena, los adultos mayores no solo son los más propensos a enfermarse, sino que se enfrentaron a cambios informáticos, que no es poca cosa, y lamentablemente muchos no pudieron adaptarse ya que es un cambio muy difícil para ellos. A esto hay que sumarle que a la fuerza tuvieron que aprender a relegar su autonomía y depender en mayor medida de terceros para poder sobrevivir al aislamiento.