BUENOS AIRES (NA).- El ministro de Economía,Axel Kicillof, defendió ayer en el Senado el proyecto de ley que ratifica la resolución de la ONU sobre reestructuraciones de deudas soberanas y consideró que si el Congreso lo convierte en ley “no le quedará otra, a nadie que gobierne la Argentina, que negociar fuerte con los fondos buitre”.
Kicillof realizó estas declaraciones ante la Comisión de Relaciones Exteriores, que firmó al término de la reunión el dictamen para el proyecto enviado por el Poder Ejecutivo y lo dejó listo para su aprobación en la sesión prevista para el próximo miércoles.
El eje central de la resolución de la ONU es que cuando una reestructuración es aprobada por una amplia mayoría de tenedores de bonos, la minoría restante deba aceptarla, lo que en el caso dela Argentina hubiera significado un límite para el accionar de los “fondos buitre”.
Por ello, el Ministro sostuvo que “ahora no le queda otra a nadie que gobierne la Argentina que negociar fuerte con los fondos buitre”, dado que “hay principios (en la resolución) que si este Parlamento apoya van a ser ley”.
“Hay que negociar para pagar el 100 por ciento de los compromisos los tenga quien los tenga, pero en condiciones justas”, agregó Kicillof luego de lanzar una diatriba contra los”fondos buitre” y contra el juez neoyorkino Thomas Griesa.
El responsable de la cartera económica sostuvo que “lo que no pudo entender el juez Griesa quedó claramente de manifiesto en los principios básicos de la resolución aprobada por las Naciones Unidas”.
El Ministro consideró, además, que “han quedado anacrónicos los organismos financieros internacionales” porque originalmente “tenían la función de garantizar la estabilidad financiera de los países” pero “ninguno logró evitar un solo default”.
“Hoy son las Naciones Unidas las que ponen un camino de racionalidad en algo que había perdido su norte y se había apartado de los objetivos que se le habían señalado en el momento de su creación”, agregó.
Kicillof señaló que el proceso de reestructuración de deuda dela Argentina “terminó teniendo un resultado realmente extraordinario” debido a la “quita del 65 por ciento” y a la inclusión en el acuerdo del 93 por ciento de los acreedores.