Hoy me toca despedir a un amigo, el ídolo de un pueblo

No fue sencillo estar el domingo por la noche en el hospital junto a sus más íntimos. Todos cercanos a la disciplina que Alejandro Guata Navarro amaba; tampoco lo fue ayer cuando con el grupo de amigos que solíamos compartir los asados de los miércoles nos juntamos una hora antes afuera del Centro Deportivo Municipal, su casa, la que lo vio realizar sus proezas más mentadas.

RIO GRANDE (por Hugo Varas).- A la espera del Bocha Ferreiro, quien se acercó desde Ushuaia para darle el último adiós. Fueron dos horas de volver a revivir los momentos que compartimos con Gustavo Torres, Chagua Barría, Pache Barrientos, el Chueco Oyarzún, Sergio Echeverría, más tarde se sumaron Juan y Matías Tesur y Ulises Alvarez. Durante la espera fue rememorar anécdotas vividas con Guata, además ver  tanta gente conocida y otra no, que iba desfilando por una puerta del querido Centro Deportivo, y saliendo por la otra. Fuimos verdaderos testigos del dolor del pueblo.

Las camisetas que supo defender adornaron su lugar de descanso. Una multitud lo recordó.

Y no era para menos, era la despedida  no sólo del ídolo más importante que supo tener la ciudad, sino de un ser maravilloso, un tipo muy humilde que dejó su huella, habrá un antes y un después de Guata Navarro, de eso no tengo dudas.

Ya todos saben sus proezas como jugador, las contamos una y otra vez a lo largo de la existencia de El Sureño y lo volvimos a refrescar en la Edición anterior. Hoy recordaremos al amigo y también al técnico, al hombre que también supo ser importante en la historia del Futsal de Río Grande.

Entre tanto dolor, especialmente de la familia, el consuelo de sus hermanos coincidía en el mismo punto “se fue haciendo lo que amaba, adentro de una cancha”.

Las lágrimas de pena de sus dos compañeros campeones del mundo con él, Pache Barrientos y Bocha Ferreiro dejó de manifiesto qué había significado el Gran Capitán para ellos. El hombre de Ushuaia luego lo recordó de una forma que quizás nadie ante la haya mencionado: “Con Guata en la cancha nosotros estábamos seguros, sabíamos que él se hacía cargo de toda la presión, y eso nos permitía a nosotros jugar más tranquilos, fue el líder de varias camadas de jugadores que dejó a Tierra del Fuego en lo más alto del país, logramos gracias a él ser respetados por todos”.

César Vargas fue muy importante para él; fue el dirigente que lo convenció para que diera, como jugador, un paso al costado por un tiempo y tomara las riendas de un Filial River Plate incipiente, que venía de ser campeón en el orden local con Carlos Andrade, pero que necesitaban un técnico con mayor experiencia para las citas nacionales. Guata Navarro fue campeón local y de inmediato el elenco Millonario se coronó Campeón del Nacional B disputado en Misiones para clasificar a la División de Honor un año más tarde.

Y fue el que, con todo su pasado en CAFS, acompañó a César Vargas a dar el gran paso y conformar la Liga de AFA de esta disciplina, una jugada muy arriesgada que hoy ha germinado más fuerte de lo pensado.

En aquel momento, Vargas recuerda: “Tenía miedo de dar el paso, es arriesgar todo lo que se venía haciendo, sin embargo él fue el espaldarazo que necesitaba, no sólo que me acompañó sino que fue el que generó la frase que empapeló todo Río Grande, el ‘Futsal es uno solo’ y que sirvió para tener un acompañamiento jamás pensado”.

Los recuerdos y respetos de sus compañeros, amigos y rivales fueron dándome fuerza para escribir las últimas palabras, las más dolorosas, las de la despedida. Hasta siempre Campeón…

Un comentario sobre «Hoy me toca despedir a un amigo, el ídolo de un pueblo»

  1. Yo viví 21 años el Isla trabajando en los medios, lo conocí y lo traté. Pocas muertes me dolieron tanto como esta. Es cierto Guata, se nos fue un gran Campeón s dar la vuelta en el Cielo. Q.E.P.D.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *