Feria gastronómica, clases magistrales y degustaciones en la Fiesta de la Trufa

Con una feria gastronómica, clases magistrales a cargo de reconocidos chefs, degustaciones y visitas, entre otras actividades, se realizará este fin de semana la segunda Fiesta de la Trufa negra en la localidad bonaerense de Espartillar.

BUENOS AIRES (TELAM).- El encuentro organizado por la comuna de Saavedra-Pigüé, se llevará a cabo desde las 11 en las instalaciones del club Sportivo Belgrano de Espartillar, localidad de 800 habitantes.

Fuentes comunales indicaron hoy que “en el marco de las actividades habrá clases magistrales a cargo de Narda Lepes, Christopher Krywonis y Maru Botana, entre otros”.

Además, agregaron, “habrá charlas y demostración de cacería de trufas, degustaciones, cata de vinos de bodegas y visitas a las truferas”.

El director de Cultura de la comuna, Agustín Camadona, sostuvo que la trufa “es el oro negro de la gastronomía, es una producción difícil de obtener, crece en cierto tipo de árboles y para cosecharla o cazarla -como se dice- se necesitan perros adiestrados para detectarla”.

Para encontrar la trufa se necesita el apoyo de perros entrenados cuya característica principal es su excelente olfato. Trufas del Nuevo Mundo S.A.

“La fiesta es una idea que surge de la necesidad de vincular a empresas productivas que se instalaron en el distrito y que generan fuentes de trabajo en Espartillar, potenciar ese producto que es muy amigable con el medio ambiente”, dijo a la prensa local.

El funcionario señaló que “la idea fue vincular a los productores de la región -de vinos, frutos secos, aceite de oliva, apicultura y nueces- y sumar gastronomía para tener un potencial turístico en el sudoeste de la provincia”.

La trufa es un hongo comestible que elige las raíces de los árboles para crecer y como está bajo tierra -para encontrar las preciadas trufas- resulta imprescindible la ayuda de perros con excelente olfato y entrenados a tal fin.

El hongo no crece en cualquier campo, es originario del hemisferio norte y no se encuentra naturalmente en suelo argentino.

Un aroma singular que conquistó a las principales cocinas del mundo

Fue en 2016, cuando en este pueblo de 800 habitantes se obtuvo el primer hongo comestible: es originario del hemisferio norte y crece bajo tierra, entre las raíces de algunos árboles. Al año siguiente comenzó la cosecha y no paró hasta convertirse en el principal productor a nivel nacional. Por eso este manjar exclusivo tiene su propia celebración.

“La fiesta es un lugar de encuentro donde la gente podrá, más allá de la oferta gastronómica, disfrutar e informarse acerca de los métodos de búsqueda y extracción de la trufa”, sostuvo Catalina Schmidt, adiestradora de perros en Trufas del Nuevo Mundo -IG: @trufar-, empresa ícono que en 2020 también inició exportaciones a Francia, España, Estados Unidos y Dinamarca.

Su propiedad aromática la ubica en el podio entre los ingredientes selectos de la gastronomía internacional, donde se la conoce como “diamante negro”.
Trufas del Nuevo Mundo S.A.

Este hongo exclusivo es principalmente aromático, luego llega el sabor que se fija a partir de alimentos altos en materia grasa como huevo y manteca. Estos trasladan el aroma hacia un sabor bien intenso.

Cincuenta hectáreas de bosque con robles, encinas y avellanos ocultan esta delicia tan preciada. Para encontrarla se necesita el apoyo de perros entrenados cuya característica principal es el excelente olfato.

“Los perros encuentran trufas gracias a un adiestramiento específico, que debe ser siempre positivo, es decir, basado en la recompensa y no en el castigo. Los entrenamientos para la búsqueda se suelen dividir en 2 fases: adiestramiento de obediencia y adiestramiento de rastreo, donde se realizan ejercicios básicos como el sentado, quieto, acostado, etc y ejercicios específicos para estimular el olfato”, detalló Schmidt.

El animal se familiariza con el olor a trufa, a través de un señuelo. “Es importante que vea la actividad como un juego para aumentar su motivación. Los ejercicios de búsqueda se deben realizar en lugares concretos, en este caso la trufera, para que entienda dónde los llevará a cabo. Este tipo de adiestramiento puede durar entre 4 a 6 meses y, en algunos casos, un año”, agregó la experta.

Por Ruta 33, a la altura del kilómetro 77, también se puede probar el queso trufado y otra decena de variedades en el tambo Balcón Azul. Fuente www.eldiarioar.com

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