Entender, expresar, y descubrir una cultura

Cada lunes y miércoles a las 18:00, en una de las aulas de la UTN Río Grande, un grupo de estudiantes encara el desafío de aprender a hablar chino mandarín. Una oportunidad para hablar un nuevo idioma, y también acercarse a otra cultura.

 

RÍO GRANDE. – “Dajiahao. Huanying nimen!”, dicen los 15 para darse la bienvenida a una nueva jornada de aprendizaje de chino mandarín. Cada lunes y miércoles a las 18:00, junto a la instructora Verónica Garnier, pasan casi dos horas estudiando este idioma, que hablan cerca de mil millones de personas en el planeta.

Verónica estudió chino mandarín durante seis años en los Cursos de Lenguas Extranjeras para la Comunidad (CLEC) de la Facultad de Humanidades, en la Universidad Nacional de Rosario. A lo largo de esos años, Verónica pudo certificar su progreso a través de exámenes con instructores chinos que viajaban a Argentina: “Así vos podés ir dando cuenta de tu conocimiento del idioma”, comenta Garnier. Luego, siguió estudiando de forma particular y hoy sigue perfeccionándose mediante lecturas, y videollamadas.

“El profesorado en realidad no existe en Argentina todavía -explica Garnier- yo estudié en Rosario, en el departamento de idiomas, con chicas que son chinas, y taiwanesas, la instrucción duraba seis años, pero hoy el estudio mío es más bien en solitario. Una vez que llegás a cierto nivel del idioma, con lecturas, te podés mantener más o menos bien”.

Dentro de los materiales disponibles hay libros para todos los niveles de estudio del chino mandarín: “Desde libros muy sencillos con historias muy cortitas, hasta novelas, o después ya empiezan a aparecer traducciones de clásicos literarios, adaptados para los podamos leer, ya con cierto nivel del idioma”.

Comparando la situación con sus años de estudiante, Verónica reconoce un cambio, un acercamiento de ambas culturas que se ve reflejado en el acceso que hay hoy a materiales de estudio: “Los recursos crecieron un montón. Cuando yo empecé a estudiar teníamos que buscar cada cosa en un diccionario, y conseguir material costaba un montón. La mayoría del material venía en ingles-chino, ahora ya existe mucho material directamente en español-chino”, recuerda.

Con la capacidad de hablar el idioma y entender su gramática surgió la inquietud de enseñarlo: “Siempre es interesante y es agradable poder transmitir lo que uno sabe. Creo que poder enseñar algo que te gusta, que te apasiona es lo mejor que te puede pasar, a nivel laboral. Cuando empecé a ver que acá había gente que venía de China, que estaba acá también por razones laborales, dije por qué no enseñar el idioma a gente a la que le interese comunicarse. Aunque no es el motivo por el que vine Tierra del Fuego, surgió así”, comenta la instructora.

Y agrega: “Para ellos es muy duro venir acá y que nadie hable su idioma. Hay algunos que hablan inglés y más o menos se pueden arreglar, pero otros realmente están muy a la deriva…tanto en el argentino que se quiere comunicar con la persona que es de China como en la persona china que viene acá, es como que a nosotros no llevaran de acá sin saber nada a China, y que nos encontrásemos con un chino que nos diga ‘hola, cómo estás’ o que por lo menos pueda entender lo que le estamos diciendo”

Bernardo, uno de los estudiantes, coincide: “Justamente, yo trabajo en una empresa electrónica y viene gente que está muy perdida, o que tiene un nivel muy básico de inglés. Y entonces, si bien siempre prima la necesidad de comunicarse, a través de señas o el Google Translator, en donde ellos meten en caracteres, le dan traducir, y te muestran la pantalla, se comunican, la comunicación es muy pobre. Así que yo venía queriendo estudiar chino hace varios años y surgió esta posibilidad. Entonces, como que fue de repente, y acá estamos”, comenta con alegría.

Bernardo forma parte del grupo que empezó el estudio a principio de año, y ahora cursa el segundo nivel en la Facultad Regional Río Grande de la Universidad Tecnológica Nacional (UTN). Ambos aseguran que, si bien las estructuras gramaticales del idioma chino son muy rígidas, se puede aprender. Además, el estudio de otros idiomas es útil.

“Nuestro idioma, y en general todos los idiomas latinos son bastante flexibles, y el chino es muy estructurado. Vos cambiás un carácter, o lo que sería una palabra, de lugar y significa algo completamente distinto. En cuanto a lo fonético, tiene estructuras parecidas al francés, o sea ayuda en la parte fonética haber estudiado francés”, compara Verónica.

El grupo actualmente está en el segundo nivel de estudios. Los planes para abrir un curso de nivel básico están, pero a partir del año que viene. La invitación, sin embargo está extendida. Y, a pesar de la lejanía geográfica, es destacable, que en Tierra del Fuego exista la posibilidad de aprender a hablar en chino. En tiempos en los que el interés por la filosofía, las artes marciales, e incluso la mística religiosa lleva a muchos a querer saber más sobre esta cultura milenaria, Bernardo como estudiante, y Verónica como instructora, aseguran que entender y hablar chino mandarín es un desafío posible.

Bernardo, en cuanto a su experiencia asegura: “Ellos toman muy bien que uno quiera hablar, y de hecho se sorprenden mucho cuando uno puede, aunque sea saludar. Hay una mayor apertura, se logra un mejor entendimiento, tendés otros puentes y hacés más fluida la comunicación, porque el otro nota que estás haciendo un esfuerzo por acercarte”.

Verónica, la instructora, junto a parte del grupo que está cursando el segundo nivel de chino mandarín.
Verónica, la instructora, junto a parte del grupo que está cursando el segundo nivel de chino mandarín.