El atractivo turístico de la producción artesanal por las rutas de mujeres tejedoras

Salimos a la ruta para conocer dónde están las comunidades que, a través de la sabiduría artesanal, hilan historias y tesoros. Con la fuerza de los pueblos originarios y las tradiciones que se pasan de familia en familia, en patios, en talleres hogareños, con manos que trabajan durante noche y día, con hilos delicados y hermosos llevados a colores que iluminan de la mano de tinturas naturales, en varias provincias de nuestro país encontramos tejidos que hablan de nuestro pasado y de nuestro vínculo con las materias primas.

Por Sergio Gonzáles.- Muchas veces sentimos que el viajar cobra sentido cuando entramos en contacto con las comunidades locales para conocer sus costumbres, sus conocimientos, sus valores. Salimos a las rutas, a meternos en el corazón de algunas comunidades de tejedoras que, gracias a saberes ancestrales, hoy siguen reivindicando este quehacer artesanal.

Preservar las tradiciones de su comunidad y empoderar a las mujeres de los pueblos originarios de la zona es la consigna de Mujeres Artesanas del Gran Chaco.

Te proponemos un recorrido por los principales puntos del país donde se le rinde culto a esta actividad 100% hecha a mano, en la que las familias han ido transmitiendo de generación en generación las técnicas de hilado y de producción de lana con una relación estrecha y de cuidado con el ambiente natural.

¿Qué fabrican? De todo: ruanas, ponchos, mantas, suéteres, alfombras, canastos, paneras… Una guía donde podés encontrar experiencias auténticas, tiendas con productos de calidad, hechas a mano y de comunidades nativas.

Jujuy

Se especializan en tejidos con lana de oveja, vicuña y fibra de llama y se destacan las alfombras, almohadones, ponchos, suéteres y ruanas. Las mujeres hilan la lana con rueca y se teje con agujas o usan telar.

En Jujuy hay un circuito que comienza en Santa María, en los Valles Calchaquíes. Son nueve localidades que completan un recorrido que une a más de 300 artesanos del tejido tradicional en telar criollo.

Qué visitar: en la localidad de Huacalera (sobre la ruta 9, en la Quebrada de Humahuaca), podés visitar Kenko Artesanía Textil y conocer a la maestra artesana Lucrecia Cruz, una de las pocas tejedoras de Jujuy que trabaja con telar de cintura, una técnica utilizada en tejidos precolombinos. También podés hacer un taller de tejido, todo con cita previa.

Salta

En el Valle Calchaquí está Seclantás, que es la cuna del poncho salteño. Aquí vive una importante comunidad de mujeres artesanas de la lana. Una de ellas es Marcela Gonza, quien aprendió a hilar a los 8 años y es quinta generación de tejedores. “Mi telar y mis tejidos son mi vida entera y el sostén de mi familia. Me siento orgullosa y agradecida con Dios por regalarme este hermoso don”.

Qué visitar: vale la pena hacer un stop en el pueblo, recorrer a pie sus calles adoquinadas y ver sus casitas con los ponchos flameando al viento. En el paraje El Colte encontrás a Paulina Canavides, una de las pocas tejedoras que teje ponchos con telar a pala. “El poncho requiere mucha fuerza y hay que saber muy bien la técnica”, dice.

Catamarca

Por la RN 40, desde Belén hasta Santa María se recorren 27 localidades que le dan vida a La Ruta del Telar (unos 300 km en total), en un recorrido con paisajes de montaña increíbles. Belén es conocida por la calidad de sus tejidos, por lo que vale la pena pasar por el lugar. Más al sur, las Ruinas del Shincal, la huella del Imperio Incaico en Catamarca, también merecen hacer un stop.

La Ruta del Telar de Catamarca reúne nueve localidades de la provincia en un recorrido a más de 300 artesanos que se dedican al tejido tradicional en telar criollo.

Qué visitar: no te pierdas la Cooperativa Arañitas Hilanderas (@aranitashilanderas), con un grupo de mujeres y sus ponchos, ruanas de fibra de llama en telar de peine, chalecos, suéteres y alfombras.

La Rioja

Al sureste de La Rioja se encuentra Santa Bárbara, una comunidad de artesanas compuesta por 15 familias que se dedican a tejer. Por eso, es muy fácil encontrar un telar rústico en cada casa. En el camino de la Costa Riojana, muy cerca de Anillaco, vive Ramona Frescura, una tejedora de 81 años famosa internacionalmente por sus trabajos en tapiz. “Me seduce expresar y representar historias de la vida, de nuestra cultura y de la forma de vivir de nuestros ancestros”, dice la tapicera. Hoy tiene abierto su taller al público en la casa donde nació, en Pinchas, donde muestra su trabajo y ofrece otros productos de la región.

Qué visitar: además de Santa Bárbara en Chamical, también podés recorrer el Parque Nacional Talampaya, llegar hasta Laguna Brava y visitar Chilecito, Anillaco y la región de Famatina con sus bellos paisajes.

Mendoza

Lana de oveja y tejidos a telar (usando el bastidor mapuche) son las particularidades de esta provincia. Las lanas provienen de la zona entre San Carlos y Malargüe, pero se procesan en Lavalle, con mujeres que se dedican al teñido e hilado.

En las provincias de La Rioja, San Juan y Mendoza, en la cordillera central, donde en las altas cumbres ha habido importantes hallazgos de textiles arqueológicos, actualmente persiste la tejeduría con rasgos criollos o mestizos.

Qué visitar: en el Mercado Artesanal Mendocino (av. San Martín 1143) vas a encontrar artesanías en junquillo y una variedad de piezas textiles de tejedoras andinas.

Córdoba

La especialidad son los tejidos con hojas de palma (canastos, paneras, etc.) y tejidos en telar horizontal con lana de oveja. Algarrobo, piquillín, chañar y romerillo son algunos de los árboles de los que se obtienen los tintes. En el norte de la provincia hay comunidades de tejedoras y Cerro Colorado es la referencia obligada.

Qué visitar: en Cerro Colorado podés hacer un circuito guiado de arte rupestre, visitar la Casa Museo de Atahualpa Yupanqui, recorrer las callecitas del pueblo y encontrarte con hombres esquilando y mujeres tejiendo e hilando. También se hacen talleres de hilados y tejidos. Y preguntá por Bety Medina (¡la conocen todos!), la tejedora no vidente que hace cestería con hojas de palma.

Chaco y Formosa

En Formosa, las mujeres de la comunidad qom-pilagá realizan trabajos de cestería con hojas de palma, totora y carandillo, una especie de palmera pequeña que crece en el Gran Chaco. Se ocupan de todo el proceso: suben al monte a recolectar las hojas grandes, las desfibran para obtener los hilos, las ponen a secar y luego las tejen. Por su parte, mujeres de la comunidad wichi confeccionan tejidos en fibra de chaguar, una planta autóctona del monte chaqueño, teñidas con semillas, frutas y cortezas del monte.

Doña Carmen, en Traslasierras, teje desde siempre, según las técnicas que en su familia fueron sucediéndose de generación en generación. Conforman un grupo de mujeres y hombres mayores que viven en casitas rústicas de piedra, barro y paja.

Qué visitar: el Parque Nacional El Impenetrable te permite conocer un oasis natural y asomarte a las culturas qom y wichi. Un bosque chaqueño con 128.000 hectáreas de flora y fauna autóctona, donde la preservación del bosque es fuente de vida y trabajo. En la localidad de Miraflores, el Grupo Mir-Arte (en FB: Mir-Arte) tiene un espacio donde las tejedoras ofrecen sus productos al público.

Patagonia

Los mapuches son “gente de tierra” que transforman los materiales que les brinda la tierra en piezas exclusivas. El fuerte de la zona mapuche es la lana de oveja Merino y tejidos en telar vertical, como ponchos, matrones y otras piezas de abrigo. En la zona de Los Menucos, en el Alto Valle de Río Negro, las tejedoras utilizan lana de guanaco, una fibra de lujo por ser una de las más finas y exclusivas del mundo y con la cual tejen ponchos, suéteres y mantas.

En Neuquén encontramos lo que se llama el tejido en telar vertical mapuche. En su mayoría lo realizan mujeres y representa el espíritu de ese pueblo originario.

Qué visitar: en Neuquén, la estrella es San Martín de los Andes, con su lago Lácar y el cerro Chapelco como algunos de los destinos más visitados por los argentinos. En el Alto Valle de Río Negro el circuito del guanaco permite aprender las técnicas sustentables que posibilitan la obtención de esta fibra orgánica y el trabajo de las artesanas de la Cooperativa Gente de Sumuncara.

En las afueras de Junín de los Andes (en el paraje Aucapan), podés conocer a las tejedoras de la Comunidad Linares, donde podés encontrar a expertas artesanas mapuches como Silvia Tropan y su madre, Elba Huenufil, mostrando sus habilidades con el telar.

Buenos Aires

En Los Toldos hay una importante comunidad mapuche, y el tejido es la expresión que la representa. Para hacer piezas como fajas, ponchos y caminos de mesa, las tejedoras usan el telar mapuche, cuyas particularidades son el bastidor rectangular y la disposición vertical. Para los chales se utilizan bastidores triangulares, y para bufandas y pashminas, el telar de mesa. El proceso comienza con el hilado de la lana Merino.

Qué visitar: podés acercarte a la producción de textiles de la comunidad mapuche bonaerense, con cita previa en @kumelalen.

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