Cuando el ir al colegio es imposible de afrontar

Ésta es la manifestación de un trastorno de ansiedad que los niños, encuentran imposible de superar sin ayuda. Cómo identificarlo, y cuáles son las causas de estos trastornos. Qué diferencia la fobia escolar, de un rechazo o desgano por a clases.

RIO GRANDE.- Los manuales de psicología, no tipifican la fobia escolar como una condición particular, sin embargo, no es un engaño, y es más común de lo que se cree. A diferencia del rechazo a la escuela, la fobia es la manifestación de un trastorno de ansiedad que debe ser tratado y que, con paciencia, puede superarse.

Jimena Frenda es psicóloga, especializada en niños y adolescentes, y asegura que los niños pueden encontrar verdadera dificultad en afrontar la rutina escolar, por diferentes motivos. “Una cosa es el rechazo a la escuela, que puede ser temporal, y que es por una situación. Lo que uno puede entender como fobia escolar, es cuando ya hay síntomas de ansiedad. Puede haber también depresión, baja autoestima. Eso ya es otra cosa”, diferenció.

El rechazo a la escuela se da en casos en los que, por ejemplo, el niño es maltratado por los compañeros, o de un año al otro, le cambian al maestra, y se encuentra con la dificultad de adaptarse a una nueva persona, pero siempre hay una causa.

Con la fobia escolar, en cambio, entran en juego otras características: “Hablamos los síntomas físicos, como palpitaciones, o que le sudan las manos, tiene taquicardia, le da dolor de panza, a veces hasta vómitos. Y todo esto, previo a ir a la escuela, y esto es real, no es que el chico lo está inventando, realmente el nene no quiere ir a la escuela”, diferenció la licenciada.

Este temor excesivo y descontrolado, a su vez, puede tener como explicación: “Hay como un exceso de preocupación -explicó Frenda-. Todos podemos sentir ansiedad, es algo normal sentirse un poco ansioso. El problema es cuando esta ansiedad sobrepasa cierto umbral. La ansiedad nos prepara para el peligro, uno libera adrenalina. Lo que pasa es que este caso, es que el peligro que se siente, es demasiado grande. El chico siente eso respecto a la separación de sus padres, por ejemplo. Y es para él, un problema que no puede afrontar. La otra posibilidad puede ser un trastorno de ansiedad generalizado”.

Lo determinante en estos casos es la manifestación de síntomas físicos. Mientras que el resto del día, y los fines de semana, el chico está bien. “Conocí un caso, de una paciente que tenía rechazo a la escuela. Ella empezaba primer grado, y decía `la seño es una bruja, no la quiero´. Ahí había un problema puntual, una cierta lógica. Además, en este caso, no había mucho límite en la casa, y cuando se encontró con una maestra que le marcaba ciertas pautas, le costaba acostumbrarse”, recordó Frenda.

Y explicó que en ese caso particular, un cambio puntual en la escuela, sumado a la situación que la niña vivía en su casa, causaron que ella no pueda identificarse ni con la maestra ni con los compañeros. Esto, fue algo pasajero, ya que una vez que la familia empezó a trabajar los límites en la casa, la niña también empezó a mejorar en la escuela.

“Cuando es un rechazo, vos llegás a cierta negociación, una vez que identificás el motivo. Si es por la seño, o los compañeros, quizás hasta lo cambiás de curso y anda bárbaro, o se puede solucionar más rápido”, insistió Frenda.

Y aseguró que en caso de una fobia en cambio, la actitud es muy diferente: “No hay forma de que el chico vaya a clase, por más que vos le prometas todo, el chico no quiere saber nada, porque es más fuerte que él. No es racional”.

“Conocí otro caso, de otra paciente que entraba al colegio a las 13 horas. Y cada mañana cuando recordaba que iba a ir a la escuela, empezaba con vómitos, fiebre, gastritis. Llegaba a la escuela, y le dolía la cabeza, se ponía a temblar, no podía hablar, lloraba de una manera desgarradora. Pero volvía a la casa y se le pasaba todo. Pero luego, esto también comenzaba a pasarle en los cumpleaños, u otras actividades. En ese caso, realmente la niña tenía miedo de separarse de la mamá. Los padres preguntaban, ‘¿Es un capricho?’, y no, no era un capricho. Hay angustia, y es muy difícil también para los padres manejar la situación. Ahí uno ve cada caso, y cómo llegar a la resolución”, continuó.

Lo primero los profesionales recomiendan, es que por más difícil que resulte, el niño debe ir igual a la escuela. “Es que si no, va a tardar más en superarlo. El tiempo que el chico no va a la escuela es proporcional al tiempo que tarda en recuperarse”, aseguró la psicóloga.

Frenda manifestó además, que no hay fórmulas ni pautas generales, ya que el desarrollo de estos trastornos es tan particular como la forma de superarlo: “Esto depende de cada chico y de cada familia. A veces los métodos que funcionan para un chico, funcionan para otro. Se tiene que ver caso por caso. Sí, creo que es importante la adaptación, que los chicos vayan a jardín desde temprano. Porque de a poco van a ir integrándose en la sociedad”.

La fobia escolar, aparece a una edad temprana, entre los 6 y 8 años. Por esto, la psicóloga, destaca la importancia de fomentar la independencia de los niños, “Cuando se sobreproteje al chico, se lo deja en un estado de vulnerabilidad. En un burbuja. Y el chico después de no sabe desenvolverse solo. Porque la sobre protección puede generar baja autoestima, dependencia emocional, timidez. Y el chico no genera lazos, no hace amigos, porque siempre está acostumbrado a que venga el otro y le haga todo. Entonces en la escuela no saben cómo manejarse, no encuentra en ese lugar un lugar de pertenencia, un lugar lindo, para hacer amigos”, aconsejó.

Y agregó: “Este es un mundo muy revolucionado, y uno quiere todo ya. Y el chico tiene su proceso, su maduración, su tiempo. A veces hay que esperarlo. Uno quisiera tener el manual de padres, pero no hay recetas, y uno hace lo que puede. Pero a veces lo que los chicos necesitan es tiempo”.

El rechazo escolar, puede ser a causa de una situación puntual, como el maltrato por parte de compañeros.