En el Gimnasio Municipal de Escuelas Deportivas finalizó anoche el Seminario de Judo dictado por Tigran Karhanyan, y organizado por la Asociación de Primeros Kius y Danes. Fueron tres jornadas que –además del entrenamiento específico de la disciplina- incluyeron un par de charlas con profesionales del Centro de Rendimiento Deportivo (CRD), y un repaso final.
RIO GRANDE.- Esta fue la segunda visita del destacado entrenador (la anterior fue en 2008), quien nació en Ucrania (1969), arribó a Argentina en 1998, nacionalizándose cuatro años después.
La juventud
“Competí en judo y sambo, por la selección de Armenia. Durante la época soviética no había tantas complicaciones para competir, los problemas empezaron después del gran terremoto que sufrió la región, en 1988. Yo estaba en el servicio militar, en Kazajistán, nos dieron 10 días de vacaciones para reconocer la situación familiar. Después del servicio militar volví a Armenia, el país estaba en ruinas, seguí practicando, pero ya no se podía competir como antes. Ingresé en la Universidad, me pasé a otra de Ucrania, mi madre es nativa de ese país, tengo raíces y parientes allí. Terminé los estudios, la Maestría en Deportes de Combate. Como competidor representé a Armenia, dentro de la Unión Soviética. Intervine en torneos solamente hasta los 22/23 años. Todos los sueños que no pude cumplir como competidor los fui transformando ya como entrenador. En 1998 estaba trabajando en el Grupo Científico de la Federación de Judo de Ucrania, y me puse en contacto –vía correo electrónico- con varias Federaciones de otros países, estaba abierto a ampliar mi experiencia”.
En América
“Desde Argentina me respondieron, me ofrecieron un contrato por un año, les gustó mi trabajo. Me ofrecieron hacer la ciudadanía para continuar con el trabajo, acepté, y desde 2002 soy ciudadano argentino. Llegué al país solo, después vino mi familia. Trabajé con judocas campeonas del mundo como Daniela Krukower y Paula Pareto, que también después ganó el oro olímpico; antes con Carolina Mariani y decenas de deportistas con medallas de oro a nivel panamericano y sudamericano. Entre 2009 y 2012 estuve entrenando en Ecuador, estuve otros diez años en Argentina (hasta 2022), una época gloriosa para el judo nacional, con resultados extraordinarios. Acepté una propuesta de China, es un país donde el deporte es prioridad de Estado, estuve 2 años y 9 meses en varios Centros de Alto Rendimiento, estudiando fenómenos de diferentes deportes. Están muy fuertes en algunas disciplinas, no tanto en otras, con el mismo nivel de inversiones”.
El presente
“Con mi esposa decidimos volver a Argentina, y no escuchar ninguna otra propuesta, quedarnos tranquilos aquí. En este momento no estoy trabajando en relación de dependencia, aunque sigo asistiendo a la Confederación Argentina de Judo (CAJ), me invitan a los campeonatos nacionales, la próxima semana voy a estar en el Centro República, en Carlos Paz. Desde las federaciones provinciales también me llaman para dictar Cursos y Seminarios como el que estamos brindando acá. Donde me necesitan, voy”.
En el Comahue
“Entre 2005 y 2008 trabajé en Neuquén, justamente hace 17 años visité Río Grande por primera vez, también en julio. Me invitaron a formar parte del proyecto Neuquén Olímpico, la idea era conseguir que un deportista de esa provincia llegara a los Juegos Olímpicos. Pudimos cumplir con esa propuesta, y Lorena Briceño compitió en los JJOO 2008, en Pekín”.
Los cambios
“Ha cambiado la mentalidad y los métodos de entrenamiento. En los últimos 15 años el judo ha evolucionado mucho en el país, con una nueva dirigencia que asumió en 2009. Hicieron más atractivas las principales competencias, con más comercialización y auspiciantes, insertando la disciplina en programas educativos. El mundo también se ha volcado a eso, con un mayor profesionalismo en entrenadores y judocas, con equipos multidisciplinarios detrás de los atletas, hay un constante desarrollo”.
La puntuación
“Por lo general los cambios no han sido tan grandes. Se incorporaron unos 8 ó 9 puntos que se instalaron para volver más dinámicos a los combates, promocionando un judo más de ataque, más permisividad con los agarres, tomando más tiempo si se es más creativo y que la situación se vuelva más dinámica. Sigue creciendo el valor del ne waza (lucha en el piso), se incorporó nuevamente el seoi nage (lanzamiento por encima de la espalda) de reverso. Se permiten las defensas esquivando con apoyo de cabeza, a partir de Junior. El “agarre del oso” está permitido, sin cruzar los brazos. La ciencia sigue igual, para ganar hay que derribar al oponente. El ne waza continua siendo muy importante, la duración de los combates cada vez es más largo y hasta un 40% de ese tiempo total los luchadores permanecen en el suelo. Y si un judoca no maneja las técnicas de defensa en ese terreno, siempre habrá alguien que le va a ganar”.