1904: Primer Observatorio Meteorológico y Geofísico de Argentina

Este 1º de julio, el Observatorio Meteorológico y Geofísico de Pilar, Córdoba, celebró 121 años con observaciones continuas por las que ha merecido distinciones internacionales.

Allí se centralizó toda la labor magnética del país y en ese año se publicó la primera carta isogónica y se inició en el mes de septiembre la elaboración de un pronóstico del tiempo para períodos de validez de 36 horas.

Institución que cumple más de cien años de existencia con observaciones continuas y ha merecido distinciones internacionales y fue orgullo argentino porque en este tipo de estudios es el único en el hemisferio sur y uno de los pocos en el mundo que mantiene registros continuos de tanta data.

Nació al inicio de las campañas antárticas que, además de reafirmar nuestra soberanía, cumplían objetivos científicos en los campos de fenómenos geofísicos y meteorológicos que integraban los basamentos de fundación de las bases en la Antártida.

Un año antes de su inauguración, a principios de 1903, la Oficina Meteorológica Argentina había adquirido en Munich-Alemania un juego completo de magnetómetros, barómetros y registradores fotográficos para ser instalados en el Observatorio Meteorológico Central de Córdoba Capital, pero al comprobar que las instalaciones fabriles y tendidos eléctricos existentes en las proximidades de la ciudad, harían inviable la instalación de estos equipos, se comienzan las obras de instalación en la localidad de Pilar, a orillas de Río Segundo, a fines de 1903 bajo la dirección del Sr. Luis G. SCHULTZ, obteniéndose el 1º de julio de 1904 el primer registro magnetográfico del flamante Observatorio Geofísico de Pilar.

La historia de este lugar se remonta a 1904.

Cimiento de soberanía

Este Observatorio fue señero en estas disciplinas y basamento de estas actividades que se realizaron en las Bases Antárticas.

Con el transcurso de los años, otras disciplinas investigativas se fueron agregando, como Sismología en 1906, Electricidad Atmosférica en 1908, Telescopio para determinación de manchas y féculas solares y muchas más y también aportó personal a las distintas dotaciones antárticas para el cumplimiento de las mediciones y observaciones como también para cimentar nuestra soberanía en aquellas regiones.

Su tarea tuvo trascendencia internacional, siendo designado en la década del ’40 como Patrón Magnético Sudamericano y más adelante en el año 1982 la academia de Ciencias del Gobierno de Japón le otorgó una medalla de oro a su trayectoria, su rigurosidad científica y su destacada labor en el Año Geofísico Internacional de Sol Quieto 1957-1958.

Anomalía magnética del Atlántico sur

Pilar, localidad ubicada a unos 50 km al este de la capital provincial, fue el sitio elegido. Allí se trasladaron varios instrumentos que estaban en el Observatorio de Córdoba y se adquirieron nuevos para ampliar la gama de mediciones de diferentes disciplinas, como meteorología, radiación, gases atmosféricos, sismología, geomagnetismo y electricidad atmosférica. Además, desde 1909 también fue pionero en el país en las mediciones de altura, que se realizaban con barriletes.

El crecimiento desmedido de la ciudad de Córdoba obligó a los científicos del SMN a pensar una nueva ubicación para varios de sus instrumentos más sensibles a la urbanización.

En este lugar se realizaron las primeras mediciones del campo magnético en América del Sur, fundamentales para obtener la primera carta isogónica (mapa que muestran las declinaciones magnéticas). Estos datos eran claves para orientarse en la navegación con brújula. Aún hoy, esta información se usa como último recurso cuando las aeronaves sufren un desperfecto que afecta su sistema de posicionamiento. Y como el campo magnético no está quieto, las mediciones se realizan continuamente.

A medida que el mundo avanzó en el conocimiento del campo magnético terrestre, se descubrió que la ubicación de este Observatorio era aún más importante: está dentro de la “anomalía magnética del Atlántico sur”. Esta anomalía es una extensa área sobre Sudamérica -y mucho más acentuada en el centro de Argentina- donde el campo magnético es más débil que en el resto del planeta, lo que implica una mayor vulnerabilidad a las radiaciones cósmicas. Con el campo magnético debilitado, la radiación puede penetrar en mayor medida durante las tormentas solares, por lo que tener mediciones de esa zona resulta estratégico para entender sus consecuencias y estudiarlas. La supertormenta G5 ocurrida a comienzos de mayo de 2024 fue una gran oportunidad para esto.

El Observatorio de Pilar no solo es el primero de su tipo en Argentina, sino que también fue el primero de Sudamérica y el tercero del mundo.

En la actualidad, el Observatorio es parte del programa INTER-MAGNET, una red mundial de observatorios magnéticos digitales cooperantes cuya información nutre al modelo geomagnético global. Además, al ser el único en su tipo en el país, es un centro de captación de observadores magnéticos.

Desde lo meteorológico, el observatorio es parte de la red de estaciones meteorológicas del SMN y registra, desde hace 121 años, los datos del tiempo a cada hora, todos los días. También es parte del proyecto SAVERNET, una red mundial de monitoreo atmosférico para vigilar los tres principales riesgos presentes en la atmósfera: aerosoles, radiación UV y la concentración de ozono. Fuente: Fundación Marambio y Servicio Meteorológico Argentino.

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