Hoy 27 de junio, Cerro Castor vuelve a abrir sus pistas para recibir una nueva temporada de invierno. En diálogo con FINNOVA, Juan Carlos Bégué —empresario, esquiador y responsable de la concesión del centro de esquí más austral del mundo— compartió su visión sobre las novedades que trae esta temporada, el presente del turismo invernal en Tierra del Fuego y los desafíos que se avecinan.
USHUAIA.- Con más de 25 años de trayectoria, Cerro Castor se ha consolidado como uno de los centros de esquí más prestigiosos de Sudamérica. Su ubicación geográfica privilegiada, la calidad sostenida de su nieve y la infraestructura en permanente desarrollo lo convirtieron en un punto de referencia para turistas, deportistas y equipos de competición de todo el mundo. Este año, el cerro se prepara para seguir creciendo, reafirmando su apuesta por un modelo de desarrollo progresivo, sólido y estratégico.
Una de las principales novedades de esta temporada es la incorporación de la nueva aerosilla “Del Valle”, reacondicionada e instalada en el sector este de la montaña. Lejos de ser un detalle técnico, esta mejora representa un paso clave para optimizar la circulación de los esquiadores en zonas muy transitadas y ampliar la capacidad operativa del centro.

Es una inversión importante, de cerca de «un millón de dólares”, detalló Juan Carlos. “Esta silla sale de la zona de Viejo Castor y culmina más arriba que la telesilla Del Filo, desde donde comienza la famosa pista La Brecha. A partir de ahora se podrá esquiar hacia ambos lados desde un nuevo punto de encuentro en la cima, lo que amplía significativamente la movilidad en esa zona”.
La infraestructura también fue reforzada con mejoras en la pista del Gran Castor, donde durante el verano se trabajó sobre el trazado y se instalaron redes de seguridad de alta contención. La pista, ya equipada con nieve artificial desde la temporada anterior, suma ahora condiciones ideales tanto para el esquí recreativo como para el entrenamiento de equipos de competición.
Pero más allá de las inversiones concretas, lo que sigue marcando la gestión de Cerro Castor es una filosofía de crecimiento basada en la observación, la planificación y el cuidado de cada decisión.
Esta lógica también explica por qué no se ha avanzado aún con la expansión hacia la cara norte del cerro, una posibilidad que suele mencionarse cada tanto pero que, según Juan Carlos, no es viable por el momento. La razón no es solamente operativa, sino técnica: en el hemisferio sur, las mejores laderas para el esquí son las que miran al sur, porque retienen mejor la nieve. La cara norte, en cambio, recibe más sol, lo que afecta la calidad y permanencia del manto.
“Primero, hay mucho por desarrollar de este lado. Y segundo, la cara norte tiene peor exposición. La nieve se va más rápido y no se conserva igual”, explicó. Respecto a un nuevo centro de esquí, a eso se suma otro factor clave: la demanda. “No hay suficiente público para pensar en un nuevo centro. El crecimiento tiene que estar en línea con la realidad”.
Una lógica similar aplica a la idea de construir una villa invernal con servicios turísticos propios en la base del cerro, como existe en otros destinos internacionales. Aunque el proyecto existe en los planes de largo plazo, las condiciones estructurales actuales —especialmente la falta de capacidad energética— lo mantienen en pausa.
“La villa no reemplaza a la ciudad, es un complemento. Pero sin energía no hay desarrollo posible, ni en el cerro ni en el valle. Si eso se soluciona, se podrá avanzar. Mientras tanto, seguimos apostando paso a paso”.
También el turismo de verano aparece como una posibilidad lejana. Mientras algunos centros de esquí diversifican su oferta con actividades estacionales, Juan Carlos prefiere mantener el foco:
“Todos los centros que hacen eso pierden plata. Prefiero que lo que ganamos en invierno se reinvierta en mejorar el cerro. Si algún día la demanda lo justifica, lo evaluaremos, pero hoy no están dadas las condiciones”.
En paralelo, Cerro Castor mantiene un fuerte vínculo con el deporte de alto rendimiento. Cada año es sede de competencias internacionales, entre ellas las copas continentales que se realizan en septiembre, con participación de equipos nacionales y extranjeros. El desarrollo de esquiadores locales se articula con el Club Andino Ushuaia, una institución clave para la formación deportiva en la región.
“Nosotros colaboramos con el equipo nacional cuando viene, con tarifas especiales y atención personalizada. Pero la formación deportiva es un trabajo de los clubes, que requiere planificación, entrenadores y recursos”, explicó el empresario.
Aun con un contexto económico desafiante a nivel nacional, el empresario fue optimista sobre la temporada que comienza. Las reservas, la preventa de pases y las condiciones de la nieve permiten proyectar una temporada sólida y estable.
“Creemos que va a ser una temporada razonable. El contexto es complejo, pero nuestro público en general puede seguir viniendo. Y nosotros seguimos apostando, siempre”.
FUENTE: FINNOVA