Un terremoto en Tierra del Fuego podría ocurrir “en cualquier momento”

Los habitantes y las instituciones de la provincia deberían prepararse para un terremoto de gran magnitud “en cualquier momento”, según asegura el titular del CADIC, Jorge Rabassa. El geólogo advierte sobre la posibilidad que podría ocurrir por la llamada “falla del Fagnano” que divide a la provincia en dos: “Un sismo de grandes magnitudes puede ocurrir hoy, mañana en cien o mil años”, dijo ante la imposibilidad de predecirlo y afirmó que “lo único que podemos es estar preparados” advirtiendo sobre la falta de planificación institucional al respecto.

RIO GRANDE.- Un terremoto de magnitud 7,3, procedente de la falla del Fagnano o falla de Magallanes, sacudió a la isla de Tierra del Fuego en 1949. Desde hace por lo menos 20 millones de años atrás, las dos placas tectónicas que dividen a la provincia (Scotia y Sudamericana), se mueven en forma opuesta a razón de un centímetro por año, lo cuales sumados son millones de centímetros, que hacen que la falla del Fagnano sea sumamente activa.
Para el titular del CADIC, el Geólogo Jorge Rabassa, un sismo en la provincia podría ocurrir en cualquier momento, porque son fenómenos imposibles de predecir y menos aún, evitar. “Hoy, mañana, en cien o mil años puede pasar”, asegura. Sin embargo, afirma que lo “único que se puede hacer es estar preparados” tanto la sociedad como las instituciones, algo que no parece estar ocurriendo.
La llamada “falla del Fagnano” o también conocida internacionalmente como la “falla de Magallanes” es una fractura de primera magnitud en la corteza terrestre, que por esas cosas de la naturaleza, divide a la provincia de Tierra del Fuego en dos. “Desde el punto de vista geológico hay una Tierra del Fuego al norte de la falla y hay otra al sur de la falla”, explica Rabassa.
El científico en Fm Aire libre dijo que “esa falla corresponde al límite entre dos placas tectónicas que componen nuestra corteza terrestre, al sur de la falla es la llamada placa de Scotia donde está construida la ciudad de Ushuaia, y al norte de la falla es la placa Sudamericana donde está construida Río Grande”.
“Es una circunstancia muy particular que nuestra provincia se desarrolle sobre dos placas tectónicas diferentes”, añade.
Rabassa explica que el tipo de falla como la del Fagnano, es similar a la famosa falla de San Andrés en California “donde un sector, en este caso el sector norte de la provincia se mueve hacia el oeste, mientras el sector sur se mueve hacia el este a lo largo de esa fractura”. Y agrega que “se trata de un movimiento muy lento en términos de lo que es la vida humana, de aproximadamente un centímetro por año, lo cual nos parece nada; pero como ese movimiento se está produciendo desde hace alrededor de 20 millones de años atrás, la sumatoria total del desplazamiento es del orden de millones de centímetros”.
Justamente esos millones de centímetros son los que demuestran que la falla del Fagnano es “sumamente activa” y como consecuencia de esos movimientos es que se producen los terremotos.

Apuntar a la prevención
Tierra del Fuego es zona sísmica 3, de acuerdo a la calificación que hace el Instituto Nacional de Prevención Sísmica de San Juan, el organismo nacional que se ocupa de estos temas; y solo es inferior en cuanto a riesgo sísmico, a Mendoza y San Juan, que son zona 4.
“Todo esto está determinado porque en diciembre de 1949 hubo un sismo muy importante con epicentro en la zona de Magallanes, precisamente a lo largo de la falla del Fagnano, y eso lo que determina que si sucedió -hace relativamente poco tiempo- un terremoto de esa intensidad, un nuevo terremoto puede repetirse en cualquier momento; hoy, mañana, dentro de cien años o dentro de mil años”, asegura el Geólogo.
En este orden explica que se trata del mayor problema que tiene la investigación de los sismos. “Estamos seguros que va a suceder, lo que no podemos decir es cuándo; podemos decir hasta que intensidad se espera que tenga el sismo, pero lo que no podemos decir es en qué momento, ni tampoco podemos hacer nada para evitarlo ya que las fuerzas que se juegan en la corteza terrestre son inmensas en relación a cualquier cosa que pudiera hacer la humanidad para controlarlas”, sostiene.
Pero aunque no podemos evitar el sismo, ni -menos aún- controlar lo que va a suceder, “lo que sí podemos hacer es crear conciencia en la población y las instituciones de la provincia, para saber cómo comportarse, qué hacer y cómo mitigar el impacto de un sismo en la provincia”, afirma.
Asimismo sostiene que “si se repitiera el sismo de 1949 pero con su epicentro más al este, en territorio Argentino, el efecto destructivo podría ser muy importante, y podría llegar a perjudicar mucho a la sociedad fueguina, no sólo el tema de muertos o heridos, sino también en la destrucción de la infraestructura y problemas serios para recuperar las condiciones de conexión de la Tierra del Fuego con el resto del país y del mundo”.
Para Rabassa es importante tener conciencia que cuando ocurra, puede ser en cualquier momento del año, porque no tiene vinculación alguna, ni con el clima ni la duración del día, al tratarse de fuerzas internas de la corteza terrestre.
“Yo lo veo desde la óptica de habitante de Ushuaia, una cosa es si ocurre un sismo así en diciembre o enero con días muy largos, y otra cosa es que tuviéramos un sismo de esa naturaleza en el mes de junio o julio con muchas horas de noche y con nevadas y hielo afectando a toda la ciudad”, dice y agrega que “toda la estructura de socorro y auxilio que pudiera existir se va a desempeñar de una manera muy distinta según la época del año en la que ocurra.
Desde hace muchos años, el CONICET a través de la Estación Astronómica Río Grande, mantiene una red de sismógrafos que les permite a los científicos determinar la existencia de sismos, desde los de muy baja intensidad que no son percibidos por los humanos; y tener un registro que está en permanente control sobre cuál es la actividad sísmica en la provincia, que se concentra en esa gran falla del lago Fagnano.

Saber qué hacer
Rabassa advierte en todo momento que lo importante es poder estar preparados en todo momento, ante un fenómeno que no se sabe cuándo va a ocurrir, tal como lo hacen provincias argentinas como San Juan y Mendoza, o las ciudades chilenas que tienen incorporada la cultura de la prevención en materia de sismos.
“En el caso de tener que lanzar un alerta, debe haber al mismo tiempo una preparación de las instituciones y la sociedad en su conjunto, hay que tomar conciencia y hay que saber qué hacer. En Mendoza o San Juan, tiembla prácticamente todos los días, y nadie se vuelve loco por eso, todos saben muy bien lo que tienen que hacer, qué precauciones tener, cómo comportarse en el momento de la emergencia y lo fundamental es que las instituciones están coordinadas, existen planes de contingencia ante la emergencia, donde cada institución sabe lo que tiene que hacer y cómo participar a través de los recursos que tengan”, detalla.
Pero también remarca lo que no debe ocurrir. “Lo que nosotros no deberíamos hacer es enfrentar la emergencia con un plan de contingencia de Defensa Civil de la provincia, otro de la Defensa Civil de la municipalidad de Río Grande, otro de Ushuaia, la Armada que tuviera el suyo, Gendarmería, Prefectura, la Salud; eso no puede ocurrir, tenemos que tener un único plan de contingencia, donde cada institución y cada ciudadano debiera saber qué hacer y a dónde dirigirse, qué prevenciones tomar en el peor momento que son los minutos que siguen después del sismo”, dice.
Y asegura que “en el momento del sismo, por el sismo mismo, prácticamente no muere nadie, todas las tragedias suceden después del sismo, porque caen edificios o porque aparecen grietas y caen los vehículos en ellas, o porque hay explosiones cuando se rompen las cañerías de gas. Para ello es que hay que estar preparados”.
En pocos días más se cumplirán 30 años de la llegada de Rabassa a Tierra del Fuego. “Desde hace 30 años digo lo mismo, y trato de colaborar desde mi posición en una institución científica como es el CADIC, a crear conciencia en las instituciones y en todos los ciudadanos”, sostiene.
“Yo lo que puedo decir es que si hubo un sismo de 7.9 en el Estrecho de Magallanes en diciembre de 1949, como mínimo puedo predecir que puede haber un sismo similar”, remarca.
Además, el tratamiento que se le de al tema en las escuelas es fundamental. “Si ocurriera un sismo en horas de clases, cualquier padre en su desesperación por llegar a encontrarse con sus hijos y protegerlos, va a hacer cualquier cosa tratando de desplazarse por la ciudad para llegar a la escuela a buscar a sus hijos. Esto es una circunstancia a tener en cuenta porque en medio de un sismo las condiciones de circulación en una ciudad afectada se ven complicadas por derrumbes de edificios, choques, agrietamiento del pavimento en las calles. Todo lo que vemos en las películas de cine catástrofe, tristemente están inspiradas en la realidad”, cierra el Geólogo.