Caleta Olivia: La escasez de agua potable

Desde hace más de 30 años la ciudad santacruceña sufre escasez y mala calidad del agua de red, con altos valores de arsénico e hidrocarburos. Los padecimientos de la población derivaron en una acción colectiva ante la Corte Suprema que en febrero de este año intervino ante el pedido. Una obra que está a punto de finalizar, les permitirá potabilizar agua del mar.

Para el mes de marzo la planta potabilizadora de agua de Caleta Olivia estaría en perfecto funcionamiento.

CALETA OLIVIA.- Esta semana arribaron a Caleta Olivia los tanques de la planta de ósmosis inversa, necesarios para la terminación de la obra que resolverá de manera definitiva el problema del agua en esta ciudad. El sistema permitirá desalinizar y potabilizar agua del mar para inyectarla a la red domiciliaria.
La planta de ósmosis estaba prevista que entrara en funcionamiento en aproximadamente 8 meses más, especialmente porque los tanques que integran el sistema estaban demorados en Aduana. De acuerdo a las declaraciones del propio intendente Facundo Prades, se logró destrabar el trámite y las piezas ya están en Caleta Olivia, estimando que técnicamente para el mes de marzo la planta ya estaría en perfecto funcionamiento; aunque no descartan que en diciembre se estén realizando las pruebas primarias del sistema.
Según indica la agencia Opi Santa Cruz, esta planta es la segunda de importancia en Latinoamérica y se logró con participación nacional de fondos y el aporte de un 10% de la provincia.
Prevén que la próxima semana arribe a Caleta la empresa encargada de emplazar los tanques, colocar las tres bombas de toma de agua y devolución y resolver los problemas de energía eléctrica que demanda el sistema, teniendo en cuenta que el soterramiento del caño que devuelve el agua residual al mar ya está finalizado.
El Ing. Mauro Zacarías, secretario de Planificación Municipal, aseguró que “al finalizar este mes, si todo sale como está planificado, estaríamos viendo cómo empiezan a levantar los tanques. Son tanques de acero vitrificado y que tienen una vida útil bastante elevada.”
El diseño de cada planta desaladora de ósmosis inversa es único y depende de muchos factores locales como por ejemplo el entorno geográfico y geológico, calidad de agua de entrada y de salida, capacidad de producción… aunque lo cierto es que todas ellas requieren una fuente confiable de suministro de energía constante y sin interrupciones para evitar la degradación de las membranas.

Cómo funciona
El sistema de ósmosis inversa consiste en la obtención del agua de entrada desde el mar, a través de tuberías impulsadas por bombeo que la conducen hasta la planta de tratamiento.
Allí se aplica un pretratamiento global que incluye distintos procesos físicos y químicos que varían según la calidad del agua.
Generalmente se aplica un coagulante para formar agregados de partículas que serán eliminados en el decantador. Tras este proceso de decantación, se continuará con la desinfección para eliminar la carga biológica del agua.
Posteriormente, el agua pasa a distintas presiones por un conjunto de etapas de filtración y ultrafiltración para eliminar la mayor parte de la materia en suspensión, afinando en cada una de ellas la filtración anterior.
A continuación, el agua es preparada para que tenga las condiciones fisicoquímicas óptimas para ser introducida en las membranas semipermeables.
Las membranas de ósmosis inversa actuales son muy sensibles a las variaciones en la calidad del agua, las temperaturas, etc., por lo que con el fin de no dañarlas es fundamental que la fase de pretratamiento del agua sea óptima, por lo que el diseño de este sistema de tratamiento previo es un factor clave para el eficiente funcionamiento de la planta desaladora.
En esta fase, bombas de alta presión impulsan el agua hacia las membranas de ósmosis inversa, que están dispuestas en bastidores. La presión ejercida debe superar la presión osmótica.
Tras el paso del agua por las membranas se obtienen dos corrientes diferentes: una de agua desalada (también denominada agua producto) y una corriente de lo que se conoce como salmuera (también denominado concentrado o rechazo) y que es la misma agua de entrada con una mayor concentración de sales, al estar éstas diluidas en menor cantidad de agua.
La corriente de rechazo será nuevamente enviada al mar. Antes de eso, la mayoría de plantas desaladoras aprovechan la energía residual de la salmuera con el uso de sistemas de turbinas para disminuir el consumo energético total de la planta.
Finalmente, el agua desalada es conducida a un depósito de almacenaje donde es tratada de acuerdo al uso final que vaya a tener. De ser necesario es remineralizada para mejorar su calidad para el consumo humano según las normativas sanitarias vigentes.