“Blanco en Blanco”

“Blanco en Blanco”, una película chilena que está inspirada en la tragedia del pueblo selk´nam.

Las fotos de Julio Popper en medio de una matanza de indios, inspiraron la película.

RIO GRANDE.- Una fotografía se convirtió en hilo conductor de una historia despiadada que expone cómo el colonialismo no sólo se llevó por delante a uno de los pueblos indígenas que habitaban en Tierra del Fuego, los selk’nam, sino que se vanaglorió de ello dejando constancia fotográfica.
La película Blanco en Blanco dirigida por Théo Court, transcurre en el preludio del siglo XX, cuando Pedro (Alfredo Castro) llega a Tierra del Fuego, un territorio hostil y violento, para fotografiar el matrimonio del poderoso latifundista, Mr.Porter. La futura esposa, apenas una niña, se convierte en su obsesión. Tratando de capturar su belleza, traiciona al poder que domina el territorio. Descubierto y castigado, Pedro no puede escapar y acaba siendo partícipe y cómplice de una sociedad que convive con el genocidio de los nativos selk’nam.
”Hay muchas fotografías de esa época. Algunas muy interesantes de Martín Gusinde, un sacerdote austriaco que sacó una serie fotográfica del último selk’nam que vieron en Tierra del Fuego”, comienza relatando el director. “Mi investigación sobre el tema parte de unas fotografías de (Julio) Popper. Son representaciones postmatanza donde Popper y sus secuaces aparecen con los muertos y simulando que están en la batalla”, continúa Court, quien explica que Popper, un ingeniero rumano asentado en Argentina, fue uno de los responsables del exterminio de los selk’nam.

“En 15 años mataron, como animales, a 5.000 seres humanos. Esta historia siempre ha estado ahí, lo que pasa es que la historia oficial chilena no la acepta, tampoco la argentina”


En ese descorazonador contexto, Court sitúa a su protagonista, sobre el que se ciernen diferentes temas como la pederastia, la perversión del arte y, cómo no, el genocidio de los nativos selk’nam, del que el fotógrafo es, finalmente, cómplice a través de sus fotografías.
“Me ha costado siete años hacer la película. Desde la primera versión de guión en 2012 hasta 2018 que empezamos a filmar la película en Chile, ha sido un proceso muy complejo”, cuenta el director. El proceso fue costoso, en gran medida debido a la cuestión de la financiación. El guión estaba escrito, hacía falta dinero para poder rodar: “Estuve tres años con el proyecto en Chile y no conseguí dinero. Por eso utilicé mi segunda nacionalidad, que es la española, para tratar de reunir dinero”. Junto a José Ángel Alayón, que ejerce el papel de productor ejecutivo y director de fotografía -un trabajo, este último, excepcional y que da cuenta del maravilloso paisaje del sur de Chile- Court sacó adelante un proyecto que se convirtió, en aquel momento, en una coproducción, siendo “80% española”.
La película, que llegó a las pantallas españolas hace pocos días, tras llevarse el Premio FIPRESCI de las secciones paralelas de la Mostra de Venecia (2019), arranca con todos los códigos de un drama oscuro y reposado y evoluciona hasta coquetear con el género western.
Cuando Court ahonda en la historia real en la que se basa el contexto de su película, aparecen cifras y datos escalofriantes: “En 15 años mataron, como animales, a 5.000 seres humanos. Esta historia siempre ha estado ahí, lo que pasa es que la historia oficial chilena no la acepta, tampoco la argentina, porque de alguna forma el gobierno estuvo muy cercano a ella dejando que los latifundistas europeos hicieran lo que les daba la gana”, apunta Court.
El director chileno deseaba contar esta historia desde un punto de vista “neutro”, “con distancia”, de ahí los planos generales, para que fuera el espectador el que se convirtiera en parte activa del proceso: “Yo expongo ciertos códigos que no quiero resolver del todo para que el espectador sea alguien activo. Ocurren demasiados elementos en el plano para que el espectador tenga la libertad de observar, ser partícipe del relato”, continúa Court, quien cierra la conversación hablando del mensaje de fondo del filme, expuesto tanto en el título como en la utilización de la nieve como elemento purificador.”
“Blanco en blanco significa que la historia se repite. Es una capa que tapa a otra. La idea fundamental es que la nieve va tapando las huellas del horror y va dejando todo prístino, totalmente virgen, donde se genera otra nueva sociedad. La película habla de que la pureza siempre vuelve a pervertirse”.