La Asociación “Patitas Tolhuin” opinó respecto a la propuesta municipal de crear un refugio de animales porque lo considera “la antesala de la muerte”. Además afirmaron que declarar la emergencia socioambiental, es darle al estado municipal una herramienta para “hacer lo que se le dé la gana”.
TOLHUIN.- La Asociación Proteccionista “Patitas Tolhuin” expresó su posición sobre la posibilidad de instalar una perrera municipal para contener la gran cantidad de perros que deambulan por las calles y recordó que “el perro suelto, no es el problema. El problema es el humano que dice llamarse dueño y lejos está de ser un cuidador responsable”.
A través de un comunicado, los proteccionistas opinaron que “un refugio o perrera es un nombre oculto que se usa para tapar la irresponsabilidad, la falta de compromiso, el abandono, la falta de políticas públicas. Es una imagen nefasta de un depósito de animales que además, genera gasto público. Es una solución a corto plazo”, agregaron.
“Esta institución no actúa sobre la causa, sino que actúa sobre la consecuencia. Atacar la consecuencia es el resultado de haber implementado políticas públicas ineficientes o, en todo caso, no haber hecho nada”.
La ONG local recordó que según un relevamiento propio realizado hace pocas semanas, el 80% de los perros sueltos tienen dueño. “Este porcentaje, debería ser el puntapié de un plan de trabajo responsable, llevado a cabo por un equipo de trabajo serio y profesional, que no proponga acciones a corto plazo”.
A cambio, Patitas Tolhuin propone “trabajar en la prevención. Impulsar acciones de cambio en la conducta en la sociedad. Los perros sueltos son resultado de la desidia humana, de la irresponsabilidad”, denunciaron.
Como medidas a implementar, sugieren “generar e implementar programas educativos de convivencia armónica y adopción responsable. Castrar es evitar la superpoblación animal, ya que la superpoblación conlleva al desamparo, abandono, sufrimiento y muerte. También genera beneficios en la salud pública y ambiental”, detallaron.
Con crudeza, los proteccionistas describieron una realidad que ellos enfrentan a diario y que desnuda conductas humanas que duelen y avergüenzan: “La perrera es el camino directo al juntadero de animales, encerrados en pequeñas jaulas rodeados de ladridos de otros 30 perros, lugar del descarte, el espacio justo para abandonar cajas de cachorros, entusiasma a los irresponsables a dejar tirados animales en la puerta de la institución”.