“No todo lo que se come es alimento”

Sabina Haag y Darian Ortiz son oriundos de Bahía Blanca, y desde hace más de 16 años, juntos emprendieron un camino hacia una alimentación probiótica. Además, desde 2016 recorren el país dictando cursos de alimentación consciente, fermentos y otras técnicas para cambiar hábitos alimenticios. Durante estas semanas están en Tierra del Fuego, dictando diferentes talleres.

RIO GRANDE.- Hace ocho años, dejaron de comer carne, y casi todo los alimentos que consumen, son crudos, o con cocciones mínimas. Es que Sabina y Darian, emprendieron desde ya tres años un periplo que los llevó a recorrer la mayor parte del país, difundiendo una forma diferente de alimentación, y conociendo los alimentos que crecen en cada región.

La idea de la alimentación consciente es abandonar el consumismo y los procesados, para pasar a una alimentación que esté más en comunión con el entorno, y sea, por ende más nutritiva y saludable. Otro de los aspectos, son los fermentos, alimentos preparados aprovechando los procesos de maduración.

“A nosotros, muchas personas nos dijeron que es difícil alimentarse bien acá en la Isla, porque no hay frutas ni verduras. O hay cosas que no llegan. Pero sin embargo encontramos que hay un montón de plantas comestibles, de otros alimentos, que por ahí no se conocen. O la espirulina, que supuestamente se cosecha en Tierra del Fuego y a veces acá no se consigue porque no se produce”, observó Darian.

“La cachiyuyo es un alga que se cosecha acá, y después las compramos en los mercados chinos, carísimo, porque ellos la venden como una súper alga, por la cantidad de calcio y muchos otros nutrientes”, coincidió Sabina.

Darian es hijo de vegetarianos, ambos lo criaron con una conciencia alimenticia muy particular: “Ellos me enseñaron a comer de forma nutritiva. No comen carne desde hace más 40 años, además, me educaron sin demasiados dulces, ni envasados. Y cuando en la adolescencia yo quise probar carne, alimentos envasados, alcohol, tabaco; fue radical el cambio que noté en mi cuerpo.

Sabina nació y se crió en un ambiente rural: “todo lo que comíamos era más bien orgánico, pero como toda familia argentina, era carnes, papa, harina, vegetales pero más bien cocidos, no tan crudos”.

En la adolescencia, los padres de Sabina se mudaron a la ciudad y pusieron un almacén: “Ahí conocí todo lo hiper industrializado, golosinas, azúcar; y también empecé con problemas de salud. Luego de varios problemas de salud que se sumaron, tuve un nódulo en la mama. Mis abuelas habían tenido cáncer de mama, pero yo tenía 18 años. Así que dije ‘ya está’.

Ahí Sabina comenzó un cambio en la alimentación que la llevó a dejar la carne y los alimentos industrializados. Se capacitó en varios talleres y empezó a notar cambios también en su propio cuerpo.

Durante el tiempo que vivieron en Neuquén, comenzaron con la idea de crear un espacio para difundir estas técnicas y la alimentación consciente. “En 2016 decidimos arrancar para el norte, a ver si nos gustaba la vida de viajar y viajar, dictando talleres y demás. Recorrimos el noroeste del país. Y desde el 2016 hemos vuelto dos veces a Bahía Blanca, también dando talleres”.


Hábitos saludables

Parte de lo que Darian y Sabina comparten en sus capacitaciones, tiene que ver con quitarse de la cabeza la idea de los alimentos saludables; para pensar en hábitos saludables: “No es que un alimento sea saludable y otro no. Está también en lo que yo haga con esos alimentos. Porque si yo comiera una manzana, como uso las harinas, seguramente, me produciría alguna enfermedad por el exceso”.

Lo principal que nosotros trabajamos, es la información, por eso es alimentación consciente. Porque mientras más información tengas, más libre sos de elegir. Entonces, si uno no tiene información de que eso que vos pensás que es un alimento, no es un alimento; porque muchas veces en las góndolas encontrás colores y cosas, pero la verdad es que cuando te fijás sólo es azúcar y grasa. O comprás un chocolate, que es grasa pintada de marrón. O la harina, que en exceso, es muy dañina”.

Otro de los talleres, es específicamente sobre fermentos. Según explicaron, aunque en la actualidad es muy común consumir alimentos sin respetar sus tiempos de maduración, y muy raro, el consumo de alimentos fermentados, ésta es una costumbre tan ancestral como las sociedades que no conocían la refrigeración: “Imaginate que usamos levaduras industrializadas, que inflan el pan, pero no se hace la transformación que se lograba cuando se fermentaba el pan, conocido como masa madre. Entonces, la fermentación se hace dentro de nuestro organismo y nos hinchamos, el gluten no se termina de disolver los almidones tampoco”.


Para comenzar

Desde la cocina se puede empezar a hacer un cambio: “Lo primero, darle lugar a las frutas y verduras. Que vuelva como antes, la frutera a la mesa, que esté visible, porque si yo las tengo dentro de la heladera, no las veo, no las huelo, no noto su color. O las saco y están muy frías, así que ya no las como y se echan a perder”.

En los talleres, también enseñan a leer los componentes de los alimentos: “Es importantísimo entender de qué están hechos los alimentos, porque justamente, así sabés qué es un alimento y qué es un simulado. Después, diferenciar los nutrientes que tienen las las hojas verdes, que son tan variadas y diferentes”,

Darian recalcó que Sabina y él no so nutricionistas, pero sí hay cosas básicas que comúnmente no se tienen en cuenta, como consumir las frutas y verduras de estación: “No tenés que estar siempre con una escala de calorías fijándote; el cuerpo sabe como administrar esas calorías, porque es un sistema que viene funcionando hace millones de años. Simplemente, tenemos una industria que utiliza la sal y el azúcar para conservar los alimentos, y también los hace adictivos”,

“Otra cosa, es buscar qué cosas tenés en la región: hay algas, como algas; hay Diente de León, como Diente de León. Por algo están acá. Resisten el extremo frío, el viento; entonces son esas plantas las que te van a ayudar a soportar las condiciones del entorno. Algo que ayuda también es comenzar observar tus residuos: cuánto orgánico, y cuanto plástico, de los industrializados. Ahí te vas a dar cuenta también, de qué es lo que estás consumiendo también”.

Ambos, aseguran que los cambios se notan. En el físico, en el ánimo, y en la relación con el entorno. Los talleres son los días 19 y 20 de enero. Para comunicarse con Acción Semilla, se puede enviar un mensaje al celular 02916433283, y consultar por cupos para los talleres.

 

Un almuerzo nutritivo: ensalada de lechuga, tomate, cebolla, zanahoria, brotes y palta; con hormitas de girasol.
Una torta cruda, con frutas, sin azúcares, ni harinas; desafiando todos los mitos en torno a la alimentación saludable.
Sabina y Darian, durante su visita al diario El Sureño, una parada más en la recorrida por el país.