Mar Chiquita, animales misteriosos y aguas tapizadas de flamencos

La Laguna de Mar Chiquita es un espejo azulado que interrumpe la geografía típica de Córdoba y que, por su importancia ecológica, fue declarada parte de un nuevo parque nacional.

CORDOBA.- La Laguna de Mar Chiquita se puede ver desde el espacio. Se trata del humedal salino más grande de Sudamérica, con una extensión aproximada de 8 mil kilómetros cuadrados. Situada al noroeste de Córdoba, ahora pasará a ser parte del Parque Nacional Ansenuza, que incluirá también a los Bañados del Río Dulce, donde habitan especies únicas, como los coloridos flamencos o el misterioso aguará guazú.

La Laguna Mar Chiquita es uno de los humedales salinos más grandes e interesantes de Sudamérica y del mundo. Cuenta con una extensión de 6 mil kilómetros cuadrados.

Es posible acceder a este espejo desde Miramar de Ansenuza, el pueblo cordobés que encara su inmensidad. Desde hace 30 mil años, la laguna cambia constantemente de forma debido a los desbordes de sus ríos tributarios: Dulce, Xanaes y Suquía. Durante el siglo pasado, esta irregularidad provocó curiosos fenómenos, como el avance del agua sobre poblados y edificaciones. En la actualidad, causa la aparición y desaparición intermitente de verdaderas islas efímeras.

No son los únicos prodigios. Más de 350 mil ejemplares de flamencos australes habitan el humedal, además de otras dos especies migratorias que lo frecuentan. A través del ecoturismo, también es posible divisar águilas negras, garzas y cisnes de cuello negro, así como los falaropos, reconocidos por moverse en bandadas y atravesar todo el continente para visitar la laguna, partiendo desde Canadá.

Otra de las estrellas de esta zona de alta biodiversidad deambula entre ceibos, algarrobos, quebrachos, chañares, sauces y otros árboles autóctonos. Allí, en los bosques, vive el extraño aguará guazú, el mayor de los cánidos de América del Sur, vinculado con mitos y leyendas a partir de su aullido grave y profundo. Comparte este ecosistema con otros mamíferos como gatos monteses, nutrias, hurones, pecaríes, zorros grises y hasta pumas.

Qué hacer en Miramar

Miramar de Ansenuza cuenta con las cualidades características de todo destino turístico, como hotelería y propuestas gastronómicas como las de los locales Marchetti, Las Pepas y Pomodoro Pizza Restó. En el pueblo es posible hallar hospedaje a partir de los 7 mil pesos por noche.

Proteger la biodiversidad y alentar el ecoturismo para disfrutar esta laguna apodada el Caribe argentino es una de las premisas.

Su atracción principal es un área de playas frente a la laguna, donde una secuencia de palmeras acompaña a los visitantes que avanzan hacia el humedal, atraídos por la sensación de infinidad que evoca el horizonte. En ese espacio también se pueden contratar excursiones a bordo de pequeñas embarcaciones, rumbo a los misterios que esconde su inmensurable extensión.

Estas travesías son ideales para descubrir los tesoros menos conocidos de Mar Chiquita, como por ejemplo sus islotes, ambientes salinos y costas más lejanas. O hacerse a la mar dentro de las postales surrealistas que plantean sus ruinas inundadas, entre una secuencia de árboles petrificados a causa de su alto nivel de salinidad.

Sobre esta particularidad, vale destacar que la laguna es parte de una cuenca cerrada, por lo que el agua que recibe sólo puede salir vía evaporación, sin transportar minerales. Por este motivo, las sales aportadas por sus ríos tributarios se acumularon durante miles de años. Estas condiciones contradicen la creencia popular de que, de alguna manera, el humedal conecta con el mar, una afirmación carente de rigor científico.

A partir de su salinidad, también es posible recorrer sus orillas a pie o a caballo para apreciar las huellas que deja la sal con las subidas y bajadas, según las lluvias. Se trata de apenas una de las tantas experiencias que este espacio propone realizar y que, junto al ecoturismo, hacen de la Laguna de Mar Chiquita un destino muy especial tanto para los habitantes de la provincia como para los viajeros que visitan Córdoba.

Parque y Reserva Nacional Ansenuza

Los últimos días de agosto, la Legislatura Unicameral de Córdoba aprobó un proyecto por el que la provincia le cede al Estado nacional el dominio y la jurisdicción ambiental sobre 661.352 hectáreas situadas en torno a la Laguna de Mar Chiquita y los Bañados del Río Dulce, con el objetivo de crear un parque nacional.

Bajo este enfoque, los nuevos Parque Nacional Ansenuza y Reserva Nacional Ansenuza contarán con una mayor protección de los bañados, lagunas y bosques nativos típicos del ecosistema local, en una medida que da cuenta de la implicancia ecológica de toda la región.

¿Qué hacer en Ansenuza?

Ubicado en Córdoba, también será uno de los más grandes del país. Más de 4000 mil hectáreas para realizar avistaje de aves hasta cabalgatas.

En tiempos de pandemia, las experiencias al aire libre se han transformado en una de las búsquedas más frecuentes. Lógico, en un contexto donde el distanciamiento social es condición, todas aquellas actividades que respeten la premisa serán las primeras en colarse en nuestro radar. Más todavía si además de cumplir con semejante requisito, nos deleitan con paisajes increíbles. Argentina, en ese sentido, cumple y lo hace con honores. Panorámicas imponentes, una de las 7 maravillas naturales del mundo, la segunda montaña más alta del planeta y un espectáculo de diversidad natural son la evidencia perfecta de que recorrer el país es la decisión acertada.

Para todos los turistas que visitan Miramar de Ansenuza conocer el museo de sitio del Gran Hotel Viena, y descubrir su majestuoso porte, recorrer sus salas de moderno funcionamiento para la época, acompañadas del relato de sus misterios con guías especializados, es la cita imperdible.

Ahora bien, entre tanta oferta de excelentísima calidad, entender qué conocer dentro del territorio argentino puede tornarse algo complicado. Entonces, ¿cuál debería ser la próxima parada? Para quienes busquen una experiencia alternativa y fascinante, el Parque Nacional Ansenuza es ideal.

Será el tercero de la provincia y alberga los tres tipos de flamencos que se encuentran en Sudamérica, además será dueño del quinto lago salado más grande del mundo. Y aunque aún no esté formalmente creado sobran motivos para conocer el sitio. Y actividades al aire libre, también. Debajo, 5 experiencias inolvidables durante una visita por la zona del futuro parque nacional:

Avistaje de aves

Las preferidas son las aves rosas de patas esbeltas. Hablamos de los flamencos, claro. Sucede que su elegancia inconfundible maravilla a más de uno y en la Laguna de Mar Chiquita (o Ansenuza) están tres de las seis especies que existen en el mundo: el flamenco austral, la parina grande y la parina chica. Los primeros han hecho del parque su hábitat y hoy son más de 300 mil los que residen en la zona.

Pero a no confundirse, además de estas bellísimas aves de color rosado, se pueden encontrar más de 350 especies de aves en toda la laguna y los montes y bañados que rodean el parque. De hecho, en la región de Ansenuza se pueden encontrar el 36% de las aves argentinas y el 66% de las aves migratorias y playeras registradas en el país. Ambas razones son suficientes para postular este parque nacional como una de las mejores coordenadas de Argentina donde apreciar la avifauna (regional y migratoria) en todos sus tamaños y colores.

¿Qué otras especies se pueden contemplar? En las costas de la laguna conviven aves acuáticas como el cisne coscoroba, el tero real, la gaviota capucho café, el biguá, la garza blanca y muchísimas más.

Senderismo

Conocer a fondo el parque y dejarse asombrar por su biodiversidad es claramente un imperdible para quien lo visite. En lo que a sus paisajes respecta, hay islotes, humedales, entornos salinos, costas altas y bajas, y el reconocido bosque chaqueño.

Lógicamente, tal diversidad de ambientes implica una fauna de lo más variada. ¡El encanto de esta magnífica coordenada no se reduce únicamente al avistaje de aves!  Por aquí conviven mamíferos, anfibios y reptiles de todo tipo. De hecho, también lo habitan especies en riesgo de extinción como la tortuga terrestre, el lobito de río y el aguará guazú.

El fotógrafo Hugo Giraudo logró captar imágenes de una hembra preñada de aguará guazú, una especie en peligro de extinción, dentro de la Reserva Natural Mar Chiquita, uno de los motivos que ameritaba la sanción de parque nacional para su preservación.

De aquí la importancia de que este espacio, que hoy es una Reserva Natural Provincial de Uso Múltiple, se transforme en un parque nacional. Significa aunar los esfuerzos para la conservación de su amplia biodiversidad que, aunque resulte increíble, repercute en el ecosistema global.

Navegar las aguas del Mar Ansenuza

La provincia de Córdoba no tiene salida al océano, pero como hemos dicho antes, tiene su propio mar. Si bien no es precisamente un mar en términos geográficos, el Mar de Ansenuza es el lago salado más grande de Sudamérica y el quinto en el mundo. De hecho, posee casi tres veces más concentración de sal que la que puede llegar a tener un océano. ¡Son aguas que incluso tienen propiedades medicinales! Navegarlas, sin duda, es una experiencia completamente envidiable. Además, uno de los puntos panorámicos más estratégicos para la famosa golden hour es desde arriba del agua. Que, dicho sea de paso, se recibe con un trago en mano para brindar por la hermosa postal.

Cabalgatas en La Paquita

Que el territorio cordobés se sitúa como uno de los más elegidos para disfrutar de nuestros compañeros ecuestres no es novedad. La tierra cordobesa, con sus sierras alucinantes, se presta a la perfección para conocerla a caballo. Claro que Ansenuza no es la excepción, especialmente el recorrido por la maravillosa localidad de La Paquita.

Se trata de un paseo rural de aproximadamente una hora y media que desemboca en la costa de la Laguna de Mar Chiquita y durante el cual se pueden apreciar los paisajes agrestes, la fauna del monte y, desde ya, una enorme diversidad de aves. ¿Un consejo? Hacerlo bien temprano para deleitarse con el amanecer o más bien tarde para disfrutar del atardecer. Sea cual sea la decisión, los rayos del sol dibujados sobre el horizonte serán una postal difícil de olvidar. De hecho, muchos dicen que desde acá se vive uno de los mejores atardeceres del mundo.

Sobrevolar la zona

Recorrer el suelo cordobés es, siempre, una actividad cautivadora. Ahora bien, conocerlo desde las alturas significa redoblar la apuesta y vivir una experiencia todavía más increíble. La ruta en avión, si bien se extiende por fuera de los límites del parque nacional, sobrevuela la localidad de Miramar -el centro turístico más desarrollado de la zona-, además de la desembocadura de los ríos Primero (o Suquía) y Segundo (o Xanaes). Ambos ríos forman parte de la cuenca cerrada a la que pertenece el Mar de Ansenuza.

Desde arriba da la sensación al turista de turno de que la Laguna es, de alguna manera, inagotable. ¡Aún desde el avión no se alcanza a ver el final de su ancho de 100km de largo! Y lo mejor de todo es que, al incluir la zona donde se alimentan muchas de las aves del parque, se puede admirar cómo algunas de ellas -que vuelan en bandada- dibujan en el cielo un espectáculo completamente coordinado e hipnotizante.

Por último, para los fanáticos de la historia, el camino aéreo sobrevuela las ruinas del Gran Hotel Viena que junto a 100 hoteles más, sufrió las consecuencias de las crecidas de la Laguna en 1997 y hoy se establece como el símbolo de un momento histórico. Fuente: Pulso Turístico

La leyenda: Ansenuza, la diosa que habitaba las aguas, era una mujer bellísima pero extremadamente cruel con aquellos que entraban en sus dominios. Un día, mientras recorría la laguna, Ansenuza encontró sobre la arena el cuerpo de un indio sanavirón. Su primera reacción fue atacar al intruso y destruirlo, pero al percatarse de su inmovilidad, se acercó lentamente a él. El fuerte cuerpo del indio indicaba claramente que era un guerrero, pero se encontraba gravemente herido, tendido en un sueño de agonía y muerte. Ansenuza, observando al guerrero, sintió cómo su corazón comenzaba a latir con mayor fuerza y por primera vez sintió que se enamoraba perdidamente. Pero inmediatamente se dio cuenta de que no podría salvarle la vida y entonces comenzó a llorar. Sus lágrimas cayeron en torrente y bañaron el cuerpo del hombre muerto. Tanto lloró que sus lágrimas tornaron saladas las aguas, y ante tanto dolor los demás dioses se apiadaron de ella. El padre de los dioses decidió dar una oportunidad al amor que había nacido en el corazón de Ansenuza, devolviendo la vida al joven guerrero. Del cielo cayó un rayo que iluminó el cuerpo inmóvil y lo transformó en una hermosa y esbelta ave de plumas rosadas. Desde ese momento el flamenco habitó las aguas salobres de Ansenuza, que es como los lugareños llamaban a la Laguna Mar Chiquita. Aguas a las que los dioses dieron propiedades curativas para que ya nunca deba llorarse por la pérdida de un amor. Fuente: https://pueblosoriginarios.com/

2 comentarios sobre «Mar Chiquita, animales misteriosos y aguas tapizadas de flamencos»

  1. Visite esté maravilloso lugar el 10 de junio de 2022 .Con mí hijo de 10 años el Chino Garcia y mí mujer la Chiky . Hicimos la excursión en Macha ( Excursión El Flamenco). Un Lujo el Guía . Vimos de cerca los Flamencos y muchas otras especies de aves y al regreso la increíble puesta del Sol .El Chino me dijo Papá . Jamás en la vida se me va a borrar está maravillosa postal de mis. Ojos Gracias PA . Eugenio García de Malvinas Argentinas Córdoba.

  2. Es algo increíblemente hermoso este lugar ojalá las autoridades pertinente se agan Eco de algo tan Importante y lo cuiden además de utilizarlo como algo Turístico a nivel nacional e internacional para el bien de este País Argentina que se lo merece x todo los que nos han robado los extranjeros y lo sepamos Valorar espero algún día poder ir a Conocerlo es mi humilde anhelo

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