Juan Manuel y María Santos

Inquebrantable espíritu emprendedor y fortaleza.

Por Rosana Cárdenas (nieta).- Transcurría la década del 50 cuando Don Juan Manuel Vidal y Doña María Santos Aguilar Peranchiguay, oriundos del país vecino, precisamente de la Isla de Chiloé, tomaron la decisión de irse de sus pagos en busca de un mejor porvenir para su futuro.

Don Juan Manuel, nacido en la comuna de LLicaldá y Doña María Santos, nacida en Nercón, iniciaron su travesía que los llevó hasta la provincia más austral de la Argentina, dejando de lado sus climas templados y conociendo los inviernos más crudos de la época.

Una vez instalados en la isla de Tierra del Fuego consiguieron trabajo en el puesto “La Herminita”, perteneciente a la Estancia Ruby. Hasta ese entonces sin hijos.

Al cabo de unos años se trasladaron a la Estancia San Martín, donde María se desempeñaba como cocinera y Juan Manuel como ayudante de cocina. Fuera de su jornada laboral, María realizaba trabajos de costura para otras empresas de cercanías. Allí tuvieron a sus dos hijos: Alberto “Beto” Vidal (1957) y Rosa Isabel Vidal (1959). Ambos hermanos vivieron sus primeros años en la Estancia. Ellos cuentan que recuerdan haber tenido una infancia feliz. Tienen anécdotas donde, sólo con su imaginación, pasaban sus días jugando en medio del frío. Una sola vez se perdieron, pero encontraron el rumbo, aunque con un poco de miedo. Alberto aprendió a manejar a temprana edad en la misma estancia.

Ya en el año 1965, la joven pareja compró su primera vivienda en la ciudad de Río Grande, la misma pertenecía a Don Barría y se encontraba en la calle 9 de Julio, entre las calles Moyano y Alberdi. Alberto y Rosa comenzaron su escolarización en la Escuela Nº 2 de la ciudad.

Años después, María y Juan Manuel vendieron su casa para comprar otra ubicada en cercanías. Ésta se encontraba en la calle Libertad al 800 y pertenecía al Sr. Alvarado alias “Chocolate”.

En este domicilio María comenzó su propio negocio bajo la denominación de “Bar Sol de Mayo”, donde dedicaba sus días a la atención de peones de campo brindándoles servicio de comidas y bebidas; mientras que Juan Manuel era taxista de la parada Nº1. Por desgracia Juan Manuel falleció a temprana edad en el año 1973.

Pero María no bajó los brazos. Con su espíritu emprendedor y fortaleza ella siguió adelante con su vida. Formó pareja nuevamente y tuvo a su tan amado hijo, Segundo Belarmino Mansilla. Hoy, Segundo vive con su hermana Rosa en la casa de Libertad, ya que María hace unos años también tuvo que partir, a la edad de 89 años, luego de varios años de sufrir de una demencia senil que la fue apagando poco a poco. Pero con un arduo trabajo de la familia y del legado de la unión, que ella siempre fomentó, se sobrellevó con mucho esfuerzo, tratando de devolver toda esa contención que una vez brindó a sus hijos y nietos. No fue fácil, ya que es una enfermedad de la edad adulta de la cual nadie está preparado para afrontar, sobre todo para los hijos. La aceptación fue difícil. Y, como siempre, de todo eso aprendimos. Aprovechamos a escuchar todo ese pasado, toda esa lucha y sufrimiento, ya que ella es de una generación donde prevaleció el machismo, pero siempre demostró su fortaleza, siempre se levantó y la peleó.

Sin duda la vida de María marcó a toda su familia, en nuestra mente y nuestros corazones siempre quedarán esas costumbres y recuerdos donde estaban las mesas llenas de comida, las fiestas donde no faltaba el baile y la diversión, siempre pregonando la unión en sus seres queridos, su familia.
Quienes tuvieron la dicha de conocerla, saben que fue una mujer trabajadora y por demás bondadosa, una luchadora, con una fortaleza inquebrantable, así la recodamos.

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