Analía tiene 32 años y busca a su madre biológica

Analía Rossi nació en la clínica Feuillade en diciembre de 1984. Tanto en la constancia como en la partida de nacimiento figuran los nombres de sus padres adoptivos, sin datos de su madre biológica. Hoy, Analía busca a alguien que pueda darle información sobre sus orígenes.


RÍO GRANDE.- La historia de Analía Rossi comenzó hace 32 años. Ella nació en la Clínica Feuillade, según figura en la constancia de parto, a las 0 horas del 4 de diciembre. Ella siempre supo que sus papás la adoptaron a pocas horas de nacer. Hoy vive en Trelew, y busca, con anhelo, alguien que le dé información sobre su origen.

“Yo simplemente quiero conocer mi identidad”, comienza diciendo Analía. No reniega de sus padres de crianza ni de la mujer que la dio en adopción a las pocas horas de nacer, pero asegura que tiene una gran necesidad de conocer su identidad.

“Yo nací en el 84, el 4 de diciembre. En la clínica Feuillade, nadie me puede decir con datos mucho más reales quiénes intervinieron ni nada. Esa bebé nació y se le dio a estos papás que estaban desesperados por dar amor, que son mis papás. Y bueno, por ahí alguien siempre te ve, y de una foto dice ‘fulanita tuvo en embarazo en tal época’. Yo lo que busco con esto es ver si alguna enfermera, alguna persona que trabajaba en esta clínica. Alguien que sepa algo acerca de estos nacimientos”, explica Analía.

Y agrega: “Esa clínica ya no existe y no hay nada de los registros y, además, no quedó ningún dato. Unos me dicen que se prendió fuego, otros que se inundó. También me dijeron que se tiró abajo para construir la cooperativa. La cuestión es que no existe más”.
Comenzar la búsqueda

Cuando Analía recurrió al Registro Nacional de las Personas para pedir algún dato acerca de la persona que labró su Partida de Nacimiento, encontró un callejón sin salida.

“Yo tengo hijas, entonces me acuerdo que cuando uno tiene hijos, el médico firma el parto, y con esa planillita, nosotros vamos y la anotamos en el Registro de las Personas. Fui al Registro, a ver si ellos podían ayudar. Me presenté, pero la persona que firmó el acta de mi nacimiento no trabaja más. Está jubilada. Ellos me dicen que no me pueden brindar ninguna información, que mi partida de nacimiento y los datos que yo tengo, son así. Y que como mis papás adoptivos firmaron como mis papás biológicos, es más difícil ahora aún, porque no aparece mi mamá biológica”, explica.

En 1984, Tierra del Fuego estaba lejos de ser una provincia y muchos trámites se hacían de forma irregular. “En el 84 no era lo que es hoy Río Grande, era repequeño. Aparte acá, por lo que me dijeron, apenas había documentos. Esto era territorio nacional, y la provincia recién se estaba iniciando. A mí lo que me llama la atención es que se haya hecho todo tan así, a la ligera -remarca la joven-. Lo que me dicen mis papás es que me entregó una médica pediatra que estaba ahí, pero ni siquiera supieron su nombre. Es como que la mujer tuvo el parto, la atendió el médico y ellos ni siquiera la vieron, o al médico. La intermediaria, les dijeron que era pediatra, pero capaz que era una enfermera. Que en ese momento por el apuro y demás…”.

La partida de nacimiento fue hecha a los 6 días de haber nacido. Inmediatamente después, los padres de Analía se fueron a vivir a Buenos Aires. “A mis 15 años, vinimos porque yo quería saber. Y mi papá me dijo, ‘vamos así conocés’. Así que cuando cumplí los 15, vinimos con mis papás y ahí fue que les dijeron que la clínica no existía”, recuerda.
Buscando alternativas

Uno de los primeros lugares a los que Analía acudió fue la organización de Abuelas de Plaza de Mayo, pero ahí tampoco pudieron ayudarla: “Con el tema de Abuelas, no pude conseguir ayuda tampoco, porque ellos tienen un registro que va sólo hasta 1983. Y como yo nací justo en el 84, ni siquiera podían tomarme algún dato. Yo les planteé, que aunque no fuera hija o nieta de desaparecidos, quizá podían ver si tenía relación de parentesco, por lo menos. Porque es el único banco de datos genéticos de país. Pero ellos no te permiten acceder a eso, no es público”, explica.

La joven asegura que en su búsqueda llegó a saber de muchas otras personas en igual situación. Que, además, no encontró aún una asociación ni ONG u otras instituciones que se atiendan esos casos. “Lo único que encontré -dijo Analía- es que aparecen un montón de páginas en las que uno puede subir sus datos, pero es algo muy volátil, porque el que no tiene un interés, no se fija en esa página y no se reproduce. Y la verdad había un montón de personas que tenían muchas similitudes en las historias, pero ninguna resolución”.
Un solo objetivo

Hoy el objetivo de esta joven madre es encontrar alguien que haya trabajado o estado en contacto con la clínica durante el año 1984. Asegura además, que sólo desea conocer su origen.

“Quizá alguna enfermera, alguien que haya visto partos entre el 1° de diciembre y el 5… porque también se barajó la posibilidad de que, aunque yo era rebebita, no haya nacido el 4, sino el 3 de diciembre. Creo que partimos de que es mi nacimiento, mi identidad. Y de ahí, partimos para la vida. Todos sabemos quiénes somos. De dónde más o menos podemos llegar a venir, y que influencias tenemos de nuestra herencia. Después lo cultural, uno lo construye, pero a mí, lo biológico me falta. Lo primitivo, la herencia”, expresó emocionada.

Y agregó: “Tengo dos nenas aparte. Y seguramente que hay familia. Y de alguna forma, aunque sea sólo por intuición, yo siento que ella, la mujer que me tuvo, todavía está viva. Y que debo tener hermanos. Nunca me consideré hija única. Y más allá de que el día que los pueda ver cara a cara, quizá ni tengamos empatía o no nos podamos reconocer, saber que están. Y que ellos sepan que yo estoy bien, que estoy viva y que me crié. Porque ella tiene un registro de que estaba embarazada. Y esos chicos, porque seguro que estaban, vieron esa panza. Y acá estoy. No es que no pasó. Esto es real. Pasó”.

Analía, además, convoca a quienes tengan datos o piensen que pueden conocer a algún familiar, a contactarse con ella a través del Facebook Ani Rossi Trelew.
Sin rencores

Al ser madre, Analía asegura que puede entender que hay situaciones extremas que pueden llevar a una mujer a renunciar a sus hijos. “Las adopciones no son malas. Esto para mí es un acto de amor. Porque no nos podemos poner en la cabeza de esta mamá y juzgar. No sabemos qué pasaba, ni cómo fue su vida, qué situaciones de riesgo ella debe haber vivido. Hace 32 años, en un clima crudo, creo que debe haber sido muy duro; no sé como se pudo haber manejado. Yo no vengo a juzgar a nadie, sólo vengo a buscar a mi mamá biológica, saber quién es, más allá de que después me abra sus puertas o no”, aseguró.

En cuanto a la forma en que se manejó su adopción, tampoco tiene malos sentimientos: “Si ellos hicieron las cosas bien o no tan bien es cosa de ellos. Para mí todo esto es por el buen camino, no invadir la intimidad del otro, pero sí esto es un derecho que yo tengo. A quien quiera acercarse a darme información, lo recibiré con las puertas abiertas. Yo sé que en la época que mis padres me tuvieron, era difícil y estaban anotados en listados de adopción hace un montón de tiempo. Entiendo el deseo de dar amor todo, esto va por otro lado. Esto es mi derecho a que yo sepa cuál es mi identidad, mi origen. Antes me daba vergüenza, pero ahora ya no”, concluyó.

A sus 32 años, Analía busca a su madre biológica.