500 años del estrecho de Magallanes

Hernando de Magallanes lo denominó originalmente de “Todos los Santos”, por abordarlo el 1º de noviembre de 1520.

Puesta en valor de la nao “Victoria” según investigación Histórica del Archivo de Indias. (Foto La Gaceta Marinera).

BUENOS AIRES (La Gaceta Marinera).- En una época de grandes travesías por mar -al mando de Cristóbal Colón, Vasco da Gama y Américo Vespucio, entre otros- en nombre de los reinos de Portugal y España, fueron muchas las tierras a las que arribaron los europeos en busca de rutas de navegación alternativas y con ansias de conocer el mundo.

Entre ellos, Hernando de Magallanes tuvo una idea: llegar a las islas de las Especias -actualmente islas Molucas, en Indonesia- navegando hacia el Oeste, saliendo de un puerto europeo.

Siendo portugués, presentó su proyecto al rey Manuel de Portugal, quien no se interesó. Por lo que se trasladó a España donde el rey Carlos I y la Casa de Contratación decidieron financiar la expedición.

Los buques que se alistaron fueron el “San Antonio”, la “Trinidad”, la “Concepción”, la “Victoria” y el “Santiago”.

Con 239 hombres, las naves zarparon de Sanlúcar de Barrameda el 20 de septiembre de 1519. Aquel día comenzó uno de los periplos más heroicos que conoce la historia de la navegación de todos los tiempos. Magallanes dejó detallada información al rey sobre la situación de la isla de las Especias y los accidentes geográficos dentro de la demarcación asignada por el Papa a Castilla, para que sirviese de base a las pretensiones españolas contra las de Portugal.

Pero Magallanes también tuvo que vencer adversidades de otra índole: temporales, hambre, escorbuto, peleas entre la tripulación, tribus desconocidas, todo esto superado por la obsesión de cumplir con su proyecto.

Así, la flota alcanzó Las Canarias, pasó por entre las islas del Cabo Verde y, siguiendo las costas de Brasil, llegó al Cabo Santa María, entrando a reconocer el Río de la Plata y comprobando que no era el estrecho que buscaba. Siguió hacia el sur y decidió invernar en la ensenada de San Julián, donde racionó víveres, pretexto usado por los descontentos para rebelarse contra su autoridad, pidiendo el regreso a España.

El 1 de abril de 1520 surgió un complot contra Magallanes, dirigido por Quesada, capitán de la “Concepción”. El origen portugués de Magallanes estaba en el trasfondo de esta sublevación. Logró controlar la situación condenando a muerte a dos capitanes y abandonando a un tercero en la inhóspita costa patagónica.

La “San Antonio”, que navegaba en primer lugar, se escabulló y regresó a España; en tanto que la “Santiago” naufragó en un temporal en la boca del río Santa Cruz.

En el momento en que se creían perdidos, vieron una pequeña abertura y se internaron, viendo que el canal no estaba cerrado continuaron recorriendo y encontraron otra bahía. Allí estaba el buscado estrecho, al que Magallanes denominó de “Todos los Santos” por abordarlo el 1º de noviembre de 1520.

Bautizó a los cabos que forman la salida con el nombre de Cabo de la Victoria y Cabo Deseado; y Tierra del Fuego a la costa que por allí corría, debido al gran número de hogueras que se visualizaban por las noches, producto de sus habitantes, los onas, entre otros.

Al fin salieron al hasta entonces llamado Mar del Sur, no sospechaban que su anchura era superior a la del Atlántico o la del Índico.

Con esta travesía, Magallanes proporcionó un gran aporte a la cartografía de la época, que experimentó un gran avance. Atravesó 4.000 leguas -unas 10.000 millas náuticas- y descubrió las islas que llamó Desventuradas, de las Velas Latinas o de los Ladrones y, finalmente, las islas de San Lázaro, hoy Filipinas.

Fondearon en la pequeña isla de Sámar, cuyo rey acompañó a Magallanes a ver al de Cebú Hamabar, quien se sometió pronto y se hizo cristiano. Lo convenció para hacerse soberano de los demás reyes, pero solo se sometieron dos. Al intentar Magallanes convencerlos por la fuerza, los nativos lo atacaron acribillándolo de heridas de pedrada y lanza. Su cuerpo nunca fue recuperado.

El mando lo asumió entonces Juan Sebastián Elcano que, con 47 españoles y 13 nativos, continuó luchando contra el mar, la fatiga y el escorbuto, a bordo de la única nave, la “Victoria”, que se convirtió en el primer buque en la historia en circunnavegar la tierra.

Hostigados por el hambre, 13 hombres se entregaron a los portugueses en las islas del Cabo Verde. El 6 de septiembre de 1522, 18 hombres que apenas se sostenían en pie llegaron a Sanlúcar. Eran los sobrevivientes de una expedición que había zarpado dos años antes, con 289 integrantes.