Un joven chileno intenta recuperar el idioma shelk’nam

Un joven de 24 años, descendiente de shelk’nams chilenos, intenta recuperar el idioma de sus antepasados, realizando una recorrida por Tierra del Fuego chilena para mantener con vida un idioma que dan por muerto. “Me dicen que soy el último hablante, pero no lo soy. Ahora soy el único, pero no el último”, afirma.
BUENOS AIRES (Especial BBC Mundo).- Joubert Yanten Gómez, que usa su nombre indígena Keyuk Shelk’nam, de 24 años, no sabía que por sus venas corría sangre indígena. Sólo cuando cumplió ocho años se enteró de que la familia de su madre descendía de los selk’nam (conocidos también como ona). Keyuk ha dedicado su tiempo a recuperar el idioma shelk’nam, viajando a la tierra de sus ancestros.

En un artículo publicado por la BBC, Joubert recordó que “mi madre no me dijo que tenía antecedentes shelk’nam porque pertenece a una generación de nietos de indígenas que cortaron la transmisión de su herencia”, señalando que “en aquel entonces lo socialmente aceptable era ser blanco, y ser indígena era motivo de vergüenza, no era algo bien visto por la sociedad. Mi papá desciende de colonos blancos, pero se crió en una comunidad mapuche. Yo crecí con gente indígena a mi alrededor”, explicó Joubert.

“Cuando me enteré de que tenía sangre shelk’nam, fue un motivo de orgullo, pero también sentí una responsabilidad. Sentí que tenía que investigar más sobre ello”, contó el joven que, a partir de ese hallazgo, comenzó un largo recorrido para intentar recuperar ese idioma que muchos especialistas dan por muerto.

“Me fui dando cuenta de que en mi casa, aunque vivíamos como chilenos de cultura occidental, se mantenían algunas prácticas no compartidas con el resto. Un ejemplo eran las prácticas religiosas. Cuando mi mamá pedía algo, oraba a sus antepasados, no a Dios, como los católicos”, prosigue.

Yanten Gómez sostuvo que una vez rota esa barrera “mi mamá me presentó al resto de su familia, que yo no conocía, sobre todo a un tío suyo”, que si bien en un comienzo se mostró reticente a transmitir su cultura “poco a poco se dio cuenta de que no quería burlarme, sino que mi interés era genuino, y empezó a enseñarme cosas del idioma shelk’nam”.

“Cuando mi tío murió, intenté conversar algunas frases con mis primos, pero me di cuenta de que no las entendían, porque nunca se habían preocupado por aprender. Entonces me dije: algún día, cuando vaya a Tierra del Fuego, me van a entender y voy a poder aprender”, indicó.
Búsqueda

“Empecé buscando conexiones familiares en Punta Arenas y descubrí que había grabaciones del selk’nam que habían hecho unos curas en el 1800. Las escuché y empecé a hacer comparaciones entre lo que conocía por escrito y lo que decían esas grabaciones”, repasó.

Yanten Gómez se considera un “reconstructor del idioma” y considera que “los antropólogos y los medios de comunicación no tienen la última palabra” sobre la cuestión de que el idioma “está muerto”. En su opinión estas afirmaciones “alimentan el estereotipo de un pueblo muerto y le quitan validez a sus descendientes, como si los nietos o los biznietos dejásemos de ser shelk’nam”.

“A mí me dicen que soy el último hablante, pero no lo soy porque puedo transmitir la lengua a las generaciones más jóvenes, a mis hijos, y entonces no voy a ser el último. Ahora soy el único, pero no el último”, concluyó.

Joubert Gómez (Izq.) junto a Herminia Vera, última hablante nativa de shelk'nam.
Joubert Gómez (Izq.) junto a Herminia Vera, última hablante nativa de shelk’nam.