Pirotecnia produce más daño que alegría

En 2019 la venta de fuegos artificiales bajó un 15%, con una media de $600 por compra. Esto se debe a que cada vez más provincias y organismos gubernamentales desalientan o prohíben su uso. En Ushuaia y Río Grande se prohibieron definitivamente.

Los niños representan una parte desproporcionadamente grande de los lesionados por pirotecnia.

USHUAIA.- El uso de pirotecnia es muy usual en las fiestas de fin de año, la manipulación directa puede generar lesiones cutáneas, oculares y auditivas, también afectar a quienes se encuentren en el radio de explosión. Las quemaduras son la secuela directa más visible; no obstante, gracias al retroceso del uso de pirotecnia, también han disminuido los casos con respecto a años anteriores.
El sistema auditivo también se ve afectado por esta lamentable diversión, especialmente cuando las personas se encuentran a una distancia muy reducida con respecto al petardo y, si bien el oído tiene un sistema de protección natural contra sonidos fuertes, este se activa tras 10 centésimas de segundo, mientras que la pirotecnia tiene una duración aproximada de 1 centésima de segunda.
“El nivel de ruido que emite la pirotecnia se ubica entre los 150 a 175 decibeles, nuestro sistema auditivo puede tolerar hasta 85db sin generarle consecuencias a la audición. En ese sentido, recomiendan alejarse entre 15 y 20 centímetros en el caso de adultos, teniendo en cuenta que cuanto más lejos esté la persona menor será el daño. Por otro lado, para bebés y niños pequeños es recomendable que se encuentren dentro de un espacio cerrado para reducir la exposición al ruido, dado que tienen un sistema auditivo más sensible”, explica Agustina Leiro, fonoaudióloga y asesora de Gaes Centros Auditivos
Utilizar tapones o auriculares cuando se manipulan fuegos de artificio es una protección recomendable y efectiva para disminuir el impacto sonoro de las explosiones, exponerse a la pirotecnia puede desarrollar distintos grados de hipoacusia que, en la mayoría de los casos, puede dañar irreversiblemente el oído interno. Sin embargo, identificar esta pérdida auditiva puede llevar tiempo, es por eso que hay que prestarle atención a otros signos en el caso de una urgencia.

Los niños, los más perjudicados
Desafortunadamente, el uso de la pirotecnia está muy instalado en la sociedad y sólo a través de las prohibiciones se ha logrado avanzar en la reducción de lesiones y daños en adultos y niños. En Ushuaia, la comercialización y el uso de pirotecnia están prohibidos desde el año 2011 y en Río Grande, solo estaba permitido el uso institucional hasta que hace tres meses, el Concejo de esta ciudad se sumó a la iniciativa y prohibió el uso de fuegos artificiales en todo tipo de evento público y privado y solamente se permite la pirotecnia fría.
Según un informe de la Sociedad Argentina de Pediatría, al menos el 25% de los accidentados son espectadores. Se han reportado casos de lesiones graves en los ojos a una distancia de 30 metros del artefacto explosivo
“Los niños representan una parte desproporcionadamente grande de los lesionados por pirotecnia: son cerca del 50% de las víctimas y el grupo de 10 a 15 años es el más afectado. Los menores no pueden entender el peligro de los fuegos artificiales, carecen de la capacidad de reacción necesaria para eludir el riesgo de incendio o explosión o actuar adecuadamente en caso de emergencia”, afirmó por su parte el Dr. Rubén Zabala, médico pediatra y secretario del Comité Nacional de Prevención de Lesiones de la SAP.
Esta información surge del ‘Manual de Prevención de Lesiones’ elaborado por la Sociedad Argentina de Pediatría en el año 2012, que representa un verdadero compendio que ilustra sobre los principales accidentes a los que se ven expuestos los niños y adolescentes, con el objetivo de lograr prevenir las situaciones que pueden suponer un riesgo para la salud.
Desde la Sociedad Argentina de Pediatría señalan que, entre otros factores culturales, favorecen la mayor incidencia de accidentes en niños la creencia arraigada de que la pirotecnia es un juego, la irresponsabilidad de los adultos en permitir su manipulación o su incapacidad de proteger a niños espectadores cuando los utilizan.
Los artículos pirotécnicos pueden provocar lesión por acción térmica directa (llama, eyección de chispas, partículas y escorias calientes), por fuego de un incendio iniciado por el artefacto, explosión excesiva, elementos cortantes o restos del contenedor o de elementos que se utilizan como sostén o caja de resonancia (botellas).
Todo tipo de artefacto pirotécnico puede producir lesiones: los petardos, bengalas, artefactos aéreos y artefactos ilegales son los más frecuentemente implicados, pero ninguno es inofensivo, hasta las “estrellitas” pueden incendiar la ropa o lesionar los ojos.
“No solamente están expuestos quienes los manipulan, sino que entre el 25% y el 50% de los lesionados son solo espectadores u observadores que no manejan ni encienden artefactos pirotécnicos. En menores de 5 años la proporción de lesionados en forma pasiva es mayor (70 a 100%). Hay espectadores con lesiones graves en los ojos que permanecían a una distancia de hasta 30 metros de lugar del artefacto”, detalló el Dr. Rubén Zabala.
“Otro concepto mayoritariamente aceptado es considerar algún tipo de pirotecnia como de “bajo o moderado riesgo” o “sana y segura” (bengalas, estrellitas y candelas) permitiendo su venta libre a particulares. Sin embargo, vemos que todo tipo de artefacto pirotécnico puede producir lesiones, ninguno es inofensivo. La punta de una bengala se quema a una temperatura de más de 537º C, suficiente para causar quemaduras de tercer grado y las ‘estrellitas’ generan una lluvia de chispas que puede incendiar la ropa o lesionar los ojos”, concluyó.